Paralización e incertidumbre. La primera define el estado de la economía durante estos dos últimos dos meses, mientras que la segunda refleja el estado de ánimo de los dirigentes españoles. En conjunto, estas dos palabras dan una imagen fiel de la situación por la que atraviesan los emprendedores desde el decreto del estado de alarma. […]
Paralización e incertidumbre. La primera define el estado de la economía durante estos dos últimos dos meses, mientras que la segunda refleja el estado de ánimo de los dirigentes españoles. En conjunto, estas dos palabras dan una imagen fiel de la situación por la que atraviesan los emprendedores desde el decreto del estado de alarma. Días después del comienzo gradual hacia la transición de una nueva normalidad, las empresas comienzan a avistar la luz al final del túnel solo que, a diferencia del mes de marzo, esta vez lo hacen con una mochila cargada de preocupaciones. Entre ellas, saber si podrán mantener el empleo o sobrevivir a esta situación “sin precedentes”.
Según un informe elaborado por Red GEM España a raíz de una encuesta realizada a más 4.000 emprendedores y emprendedoras, apenas un 10% de las empresas españolas han continuado con su operativa habitual, mientras que un 40% se han visto obligadas a cerrar este tiempo. La otra mitad restante ha podido desarrollar su actividad gracias al trabajo en remoto, lo que ha permitido capear el temporal a aquellas organizaciones con más de 50 empleados.
Sin embargo, dadas las características de este contexto de confinamiento en los hogares, no todos los sectores se han visto afectados por igual. Así, uno de los más castigados por esta coyuntura ha sido el mercado de servicios al consumidor final, de los que un 66% ha permanecido inactivo y un 2% de estos, se plantea directamente no reabrir.
En la otra cara de la moneda se encuentra industria, en el que siete de cada diez organizaciones han estado operativas. Sin embargo, la caída de la demanda ha redundado en recortes de plantilla y horas de trabajo.
Sector y tamaño de la empresa van relacionados, siendo los autónomos quienes más han sufrido esta frenada en seco de la economía. En este sentido, uno de los motivos que más les preocupa es la financiación, ya que el 70% no tenía previsto solicitarla y, por ello, ante la inquietud de los acontecimientos reclaman, además de más fondos públicos, la supresión de la cuota de autónomos. Desde mediados de marzo, las principales organizaciones de trabajadores por cuenta propia vienen reclamando esta medida.
El sondeo, realizado entre el pasado 20 y 30 de abril para analizar el efecto de la COVID-19 sobre el ecosistema emprendedor en España, arroja que los grupos empresariales de tamaño medio o superior que están aguantando el tirón consideran necesario reorientar su modelo de negocio (65%), así como incrementar sus recursos (12%) o necesitar financiación extra (45%). No obstante, los quebraderos de cabeza derivan del cierre de fronteras y las barreras para internacionalizarse. Cabe recordar que durante la crisis de 2008 la pyme española se refugió en las exportaciones, vía que ahora ven algo más complicada y ante la que reclaman mayores líneas de apoyo para dar el salto al mercado exterior.
La nota positiva de la investigación es el optimismo que derrocha el ecosistema emprendedor. El 94% de los encuestados detecta oportunidades de mercado, bien de carácter excepcional como para aquellas empresas lo suficientemente robustas que cuentan con una cartera diversificada, como para las directamente relacionadas con la crisis sanitaria. Un sentimiento muy diferente al de la anterior recesión, cuando la tendencia predominante era el estancamiento.
Pese a ello, esta sensación se desvanece al ser preguntados por el impacto esperado en su negocio durante los próximos seis meses. En términos generales, las expectativas en el futuro inmediato son más negativas, especialmente, entre aquellos que se han visto obligados a bajar la persiana, frente a los que han tenido la posibilidad de teletrabajar. De hecho, estos mantienen mejores previsiones en cuanto al lanzamiento de nuevos productos o captación de nuevos clientes a un año vista. Aun así, el 83% de las empresas con más de 3,5 años de vida y el 47% de las micropymes auguran que el segundo semestre de 2020 será nefasto.