Pese a que el mundo entero ha pisado el acelerador en materia de digital, “Europa sigue sin percibir a España como un país innovador”. Esta es la principal conclusión que se desprende del Primer Barómetro sobre Innovación (2021), elaborado por Kantar para la consultora Leyton, que echa en falta un departamento específico para este ámbito […]
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| 04 jun 2021
Pese a que el mundo entero ha pisado el acelerador en materia de digital, “Europa sigue sin percibir a España como un país innovador”. Esta es la principal conclusión que se desprende del Primer Barómetro sobre Innovación (2021), elaborado por Kantar para la consultora Leyton, que echa en falta un departamento específico para este ámbito dentro de las empresas españolas.
En concreto, menos de un 20% de las pequeñas empresas y un 39% de las grandes tiene un equipo dedicado a la I+D en España, aunque son muy limitados. En seis de cada diez casos no supera las diez personas.
En este sentido, el informe asegura que el grado de innovación de las pymes y las grandes organizaciones españolas es muy similar en este país, con una puntuación de 6,2 y de 6,8 puntos sobre 10, respectivamente, y está focalizada principalmente en el software (50%), cifra muy similar a la de Reino Unido. De hecho, citan producción y marketing como las áreas a las que dan mayor prioridad. “Si ya antes de la pandemia la innovación era una asignatura pendiente en España, la COVID-19 ha tenido un fuerte impacto negativo, especialmente para las grandes empresas”, subraya el CEO de Leyton Iberia, David Parra.
Paradójicamente, según el documento, casi un tercio han decidido aplazar sus proyectos de innovación a causa de las circunstancias e, incluso, un 24% las han cancelado. “El plan de innovación ha cambiado en un gran número de las empresas a causa de la crisis sanitaria; muchas han puesto en suspenso sus proyectos, siendo cautelosos ante la situación actual provocada por el coronavirus”, añade Parra.
Así, se observa un comportamiento a dos velocidades. Mientras que, dentro de las pymes, un 26% redujo su presupuesto en innovación y tan solo un 11% incrementó esta partida, en las grandes ha ocurrido justo lo contrario. Sube en un 26% de los casos y se reduce con respecto al ejercicio anterior en el 13%. En el último ejercicio completo sin COVID-19, el 29% de las compañías inferiores a 250 empleados y el 35% de las grandes destinaron entre un 1% y un 3% de su dinero disponible a buscar mejoras tecnológicas.
A la situación actual hay que añadir otros factores coyunturales, como la “falta” de un ecosistema que fomente la innovación y que, precisamente, es el principal motivo que “reprime” al tejido empresarial a la hora de buscar nuevas soluciones. Así, el 28% de las grandes empresas piensan que España apoya la innovación y que “juega un papel importante” en el acceso a la financiación privada. El porcentaje se reduce al 16% en el caso de las pymes, influido por los obstáculos para acceder a las ayudas públicas.
En conjunto, todos los encuestados coinciden en la falta de un entorno innovador, la escasez o alto coste del talento, la dificultad de acceso al mercado, además de las trabas que se encuentran a la hora de acceder a las ayudas privadas. Todo esto contribuye a que, para casi la mitad de ellas, innovar sea más difícil que nunca”, a pesar de que es necesario para su competitividad.
“La financiación de la innovación es, en primer lugar, interna, porque las empresas no conocen las ayudas públicas y, sobre todo, se resisten a utilizarlas porque no saben si son elegibles o porque son demasiado complicadas de conseguir”, precisa Parra, quien incide en que el “gran potencial innovador” de España se ve frenado en ocasiones por los procesos y el desconocimiento.