La aceleración de los procesos digitales derivada de la pandemia mantiene en forma al emprendimiento tecnológico. La necesidad de seguir adelante con la vida en remoto ha abierto una grieta entre el emprendimiento tradicional y la innovación que sitúa a las scale-ups (organizaciones que han crecido a un ritmo anual superior al 20% durante tres ejercicios en facturación o plantilla) como claras ganadoras de esta situación, al menos en España. El último informe Tech Scaleup Spain 2020, elaborado por la consultora tecnológica Mind The Bridge y Acciona, pone de manifiesto cómo han resistido a 2020 las empresas nacionales de este tipo. Entre enero y septiembre del año pasado, se invirtieron 600 millones en capital con el surgimiento de 31 scale-ups nuevas y se espera que la desaceleración generalizada de la economía global causada por la COVID-19 “no debería revertir” la tendencia creciente de la economía española a escala tecnológica. 

En el documento, publicado el pasado mes de diciembre, se estima cerrar el año con mil millones de euros en nuevos fondos. Cifra que, si bien es un 10% inferior a la contabilizada en 2019, se trata de un descenso menos acusado que en el resto de Europa, donde la contracción ha sido de entre el 20-30%. “Es una buena señal para España: significa que, a pesar de sus graves consecuencias para las personas y la economía global, existe la esperanza de que las scale-ups atraviesen esta pandemia”, señala el presidente de Mind The Bridge, Alberto Onetti, quien también asegura que la velocidad de reacción de estas compañías las hace más resistentes. “Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de las (empresas en fase) semilla y los segmentos de etapa temprana, que son los más afectados por la crisis”, añade. 

Con un ecosistema relativamente joven (el 80% de las scale-ups españolas tiene menos de diez años), este país ocupa el sexto lugar en cuanto a cantidad y el séptimo en términos de capital recaudado. Así, concentra el 4,4% del total de empresas (407), que atrajeron alrededor del 3% del capital total inyectado a nivel continental. En términos de PIB, representa el 0,35% de la economía (el promedio europeo es de 0,73%). “España se confirma como el ecosistema de innovación con mayor rendimiento entre los países del sur de Europa”, precisa Onetti, con Italia en décimo lugar, Portugal el 15 y Grecia el 18. Pese a ello, las diferencias persisten al comparar con los principales países europeos y ecosistemas globales. Francia, Alemania y Suecia registran casi el doble de compañías emprendedoras ya asentadas y cuentan con un nivel de financiación tres e, incluso, cuatro veces mayor. La proporción es aún mayor en el caso de Reino Unido, donde llega a ser nueve veces más alta.

Siguiendo esta estela, España también lidera con respecto a los países periféricos en cuanto a número de escaladores (empresas capaces de recaudar más de 100 millones de dólares), con apenas doce. Como referencia, Reino Unido registra 92; Israel 87, Alemania 46 y Francia 44. “Es hora de que las corporaciones españolas den un salto adelante en la financiación y adquisición de start-ups en España. Esto será clave para un mayor impulso del ecosistema, la emersión de un panorama de scale-ups más maduro y la dinamización de las OPI tecnológicas”, comenta el director de Innovación y Nuevos Negocios de Acciona, Telmo Pérez. 

Respecto al sector, Business & Productivity Software es el sector dominante con 60 compañías, aunque también ocupan un lugar destacado el comercio electrónico y retail (44), así como las áreas de fintech y publicidad. 

Por sus características, las scale-ups tienden a agregarse en las grandes capitales, siendo España la excepción con dos polos emprendedores: Madrid y Barcelona. Mientras que el primero concentra casi un tercio del total, en la ciudad condal se asientan cerca de la mitad de todas las existentes. El resto se ubican en otros centros emergentes como Valencia, San Sebastián, Bilbao, Alicante, Sevilla y Málaga. 

En este contexto, el venture capital destaca como la figura favorita para captar fondos, relegando a un plano minúsculo a otras fórmulas existentes como las salidas a bolsa y los préstamos ICO, apenas sin explotar. 

“Esta situación de descapitalización que sufren España y el sur de Europa solo puede resolverse inyectando más capital, en primer lugar, por parte de los inversores nacionales”, argumenta Onetti. Este también defiende la existencia de más fondos de venture capital enfocados en las etapas posteriores, así como la mayor presencia de inversores extranjeros. “La innovación abierta está creciendo en España y se necesita un impulso extra tanto a nivel nacional como internacional para ir más allá de las aportaciones actuales en términos de inversión”, apostilla.