La revisión de las perspectivas económicas se hace imprescindible en un entorno en el que la incertidumbre es muy elevada y todo depende de cuestiones que cambian de semana en semana. El Banco de España se hace eco de esta situación al renovar sus perspectivas de crecimiento económico apenas unas semanas después de su anterior […]
BancaDirigentes Digital
| 08 jun 2020
La revisión de las perspectivas económicas se hace imprescindible en un entorno en el que la incertidumbre es muy elevada y todo depende de cuestiones que cambian de semana en semana. El Banco de España se hace eco de esta situación al renovar sus perspectivas de crecimiento económico apenas unas semanas después de su anterior proyección.
En consecuencia, se perfilan tres escenarios diferentes, según cómo se produzca la recuperación de la actividad de la economía española. Estos son denominados, de recuperación “temprana, gradual y muy lenta”. En consecuencia, cada alternativa presenta una proyección distinta tanto para 2020 como para 2021, cuando la economía tendería a recuperar lo perdido.
De ese modo, el escenario de recuperación temprana prevé una caída del 9% en 2020, mientras que la recuperación alcanzaría el 7,7% y el 2,4% en 2021 y 2022, respectivamente. En el caso de que se produzca una recuperación gradual, el organismo que preside Pablo Hernández de Cos espera una recesión del 11,6%, mientras que la recuperación para 2021 y 2022 alcanzará el 9,1% y el 2,1%. En cuanto al escenario de recuperación muy lenta, el retroceso del PIB ascenderá al -15,1%, en caso de que se produzcan nuevos repuntes sustanciales “que requerirían confinamientos estrictos adicionales”, condiciona el Banco de España.
En este último supuesto, el organismo supervisor añade que se amplificaría la perturbación real. Sin embargo, se observa que la recuperación temprana es el escenario central que marca la organización, dado que se asume la continuación de “la mejoría de la actividad observada desde el tramo final del segundo trimestre”. En todo caso, se advierte de que la incertidumbre acerca del desarrollo de la enfermedad “actuará como freno del gasto de hogares y empresas”.
Las consecuencias en el empleo serán relevantes, dado que se produciría un “aumento muy significativo este año”, con una tasa de desempleo que variaría desde el 18,1% hasta el 19,6% en los casos de recuperación temprana y gradual. En cuanto al déficit, se elevará hasta el 9,5% este año, si bien dicho porcentaje puede elevarse al 11,5% en el escenario de recuperación gradual. Por su parte, el endeudamiento público puede llegar hasta el 120%, “y permanecería en cotas muy elevadas en los dos años siguientes”.