La economía cambia a una velocidad inasible. No hace tanto que lo que diferenciaba a unos negocios de otros era su tamaño, su actividad o el propio producto que pretendían vender, pero en esencia la idea era la misma: un proyecto claro, un producto o servicio en busca de un público dispuesto a pagar por […]
BancaDirigentes Digital
| 06 jul 2021
La economía cambia a una velocidad inasible. No hace tanto que lo que diferenciaba a unos negocios de otros era su tamaño, su actividad o el propio producto que pretendían vender, pero en esencia la idea era la misma: un proyecto claro, un producto o servicio en busca de un público dispuesto a pagar por ellos. La realidad en este tiempo es distinta, ya que los negocios innovadores se basan en proyectos aún desconocidos.
Cuando un emprendedor necesitaba financiación explicaba en qué consistía su proyecto en términos de cómo y cuánto; en la actualidad, un proyecto se basa en ideas que aún están por desarrollarse. Ese es el desafío que trataron varios expertos a comienzos de semana en un debate organizado por la Asociación Española de Banca (AEB).
La financiación de intangibles centra la mirada de los bancos sobre ese tipo de cosas, proyectos e ideas que no se pueden tocar ni medir con facilidad. Joaquín Maudos, profesor de Economía en el Instituto de Investigación Económica, cree que los activos intangibles “son una fuente importante del crecimiento de la productividad”. Resultan imprescindibles para hacer avanzar el resto de actividades, ya que suponen una vuelta de tuerca para el ecosistema en general.
“Los países y empresas que invierten más en ellos crecen más y logran más ganancias de productividad, es importante mejorar su financiación” destaca Maudos. De hecho, para el experto resulta tan importante financiar intangibles como lo puede ser financiar la economía verde. Desde su punto de vista, esto tiene que ver con que este tipo de activos “están estrechamente vinculados a la transformación digital”, que pueden suponer una aceleración de la productividad.
Por su parte, Ángel Estrada, que participó en el evento como representante del Banco de España, añade que es “una buena práctica” que los bancos consideren la productividad y la rentabilidad de las empresas entre los criterios para conceder los préstamos. En ese sentido, los datos que manejan las entidades resultan vitales.
“Las entidades también deben transformarse para digitalizarse y hacer un mejor y más eficiente uso de la información que manejan”, resume Estrada.
Para Remedios Ruiz, de Banco Santander, avanzar en este tipo de financiación debe ser una prioridad: “Debemos avanzar en la configuración de un mercado de capitales más eficiente para financiar la transición hacia una economía más digital”. El banco que preside Ana Botín ya desarrolla iniciativas destinadas a facilitar el acceso a la financiación de las empresas tecnológicas y de nueva creación.
Por otro lado, como ya hacen otro tipo de inversores, Santander propone acompañar a este tipo de empresas en todas las fases de su ciclo de vida, cuenta Ruiz.
Rafael Salinas, de BBVA, afirma una evidencia: “España presenta déficit de inversión en activos intangibles”. Para contrarrestar ese punto débil no bastaría con introducir dinero en forma de deuda, sino que cabría repensar cómo debe hacerse. “De las lineas de trabajo que pueden cerrar el gap, ir hacia una economía con mayor peso de la financiación via equity y menor deuda es una de las más necesarias”, opina Salinas.
“Este es un proceso donde un desarrollo de los mercados de venture capital y una revisión del marco de capital que aplica a las inversiones en equity de las entidades financieras son palancas que debemos trabajar a futuro”, reflexiona el portavoz de BBVA.