En noviembre de 2020 la compañía OpenAI lanzó su chatbot conversacional basado en inteligencia artificial. La tecnológica Google no ha querido quedarse atrás en el desarrollo de esta tecnología que ha llegado para quedarse y que promete cambiar la forma que tenemos de concebir el mundo. Por eso, en 2022 comenzó a entrenar su propio […]
Dirigentes Digital
| 18 jul 2023
En noviembre de 2020 la compañía OpenAI lanzó su chatbot conversacional basado en inteligencia artificial. La tecnológica Google no ha querido quedarse atrás en el desarrollo de esta tecnología que ha llegado para quedarse y que promete cambiar la forma que tenemos de concebir el mundo. Por eso, en 2022 comenzó a entrenar su propio modelo de aprendizaje automático, Bard. Hoy ya es posible hacer búsquedas de información, generar textos o hacer traducciones con cualquiera de las dos plataformas, aunque cada una de las inteligencias artificiales presenta unas características que las diferencia a la hora de hacer según qué actividades.
Bard advierte a sus usuarios que tiene “algunas limitaciones” y que no siempre acertará, pero añade que los comentarios “le ayudarán a mejorar”. Cuando ofrece una respuesta, presenta distintas versiones redactadas de forma diferente y además es posible la comunicación mediante audio, tanto como para preguntar como para escuchar la respuesta. ChatGPT no permite comunicarse mediante audio, aunque a través de extensiones de Google se puede cambiar este aspecto. Además, ChatGPT no tiene acceso a internet, ni a bases de datos, motores de búsqueda o cualquier otra fuente que no sea la información recogida por el propio modelo. Asimismo, la herramienta aclara que “ocasionalmente puede producir instrucciones dañinas o contenido sesgado”. Por otro lado, la plataforma de OpenAI notifica a sus usuarios que tiene un “conocimiento limitado del mundo y los eventos después de 2021”. De hecho, si le preguntamos por un acontecimiento reciente cómo por ejemplo el ganador del torneo de Wimbledon, ChatGPT no sabe dar una respuesta. Bard, por el contrario, señala a Carlos Alcaraz como vencedor y ofrece los resultados del partido.
Respecto a las imágenes, esta es la respuesta que da ChatGPT cuando se le pide que genere una imagen: “Como modelo de lenguaje, no tengo la capacidad de crear imágenes directamente. Mi función principal es generar texto basado en el conocimiento que adquirí durante mi entrenamiento. No tengo acceso a recursos visuales ni puedo interactuar con el mundo exterior más allá de proporcionar respuestas en forma de texto”. Al igual que ChatGPT, Bard también advierte que no puede compartir imágenes, pero sí que ofrece una descripción de cómo podría ser la representación acompañada de una explicación.
En el caso de las opiniones, la inteligencia artificial de OpenAI no se posiciona. Al preguntarle por la figura de Elon Musk, afirma: “Como modelo de lenguaje de inteligencia artificial, no tengo opiniones, sentimientos ni emociones. No puedo tener una opinión personal sobre Elon Musk ni sobre ninguna otra persona”. Por el contrario, Bard dice que “en general, creo que Elon Musk es una figura compleja y controvertida. Ha hecho contribuciones significativas a la industria de la tecnología, pero también ha cometido errores. Sólo el tiempo dirá qué será de él a largo plazo”.
Para terminar, le preguntamos a ambas herramientas qué tienen cada una que no tenga la contraria. Bard alega que ChatGPT no es tan factual como y no es tan bueno para responder a preguntas abiertas, desafiantes o extrañas. Además, añade “que puede crear partituras musicales, guiones o poemas, al contrario que Chat GPT”. Este último por su parte, admite que “Bard es una versión más nueva que GPT-3.5, es probable que tenga algunas mejoras y ajustes, pero no tengo información específica sobre sus características únicas en comparación con ChatGPT”.
Por el momento, ambos chatbots están en proceso de mejora y tendrá que pasar algo más de tiempo para que los modelos de lenguaje tengan sus capacidades desarrolladas al máximo. Además, las distintas regulaciones en las que trabajan las administraciones, podrán influir en la forma de funcionamiento de estas inteligencias artificiales.