Hace exactamente un año, en noviembre de 2020, el 55,58% de todas las criptomonedas del mundo se minaban en China. Ese porcentaje fue bajando punto a punto hasta el mes de julio de este 2021, cuando se produce un corte repentino. Desde entonces, y hasta el día de hoy así continúa, el minado de criptomonedas […]
Dirigentes Digital
| 15 nov 2021
Hace exactamente un año, en noviembre de 2020, el 55,58% de todas las criptomonedas del mundo se minaban en China. Ese porcentaje fue bajando punto a punto hasta el mes de julio de este 2021, cuando se produce un corte repentino. Desde entonces, y hasta el día de hoy así continúa, el minado de criptomonedas ha desaparecido por completo del país. En su momento más álgido de actividad, en septiembre de 2019, China llegó a acoger cerca del 75% de todo el minado de criptomonedas en el mundo y casi el 90% de las operaciones efectuadas con las mismas.
Estas cifras están sacadas del Bitcoin Electricity Consumption Index, un proyecto de la Universidad de Cambridge que recoge datos sobre la evolución del sector y su distribución geográfica. En muy pocos meses, China ha pasado de ser la gran potencia mundial en minado de criptomonedas a renunciar a esta actividad. En 2018, el gobierno chino empezó a poner palos en la rueda del sector eliminando el anonimato para todas las personas que utilizasen alguna tecnología blockchain. Y, en el último año, las medidas se han ido endureciendo hasta terminar en una tajante prohibición, con penas de cárcel incluidas, que ha conllevado la desaparición de este activo en el país.
En paralelo al desplome de China, Estados Unidos ha aprovechado para recuperar posiciones en el mundo cripto, y su cuota de mercado ha subido en algo más de un 15% desde junio hasta ahora. Kazajistán, fronterizo con China, aprovechó la fuga de mineros del país para ponerles condiciones favorables en el suyo. En solo dos meses pasó de minar menos del 10% de las criptomonedas a situarse en un porcentaje cercano al 20%.
No obstante, a finales del mes de octubre Kazajistán empezó a recular: debido al elevado consumo energético del minado de criptomonedas, el gobierno anunció que empezaría a racionar el consumo eléctrico del sector. Se estima que, en todo Kazajistán, hay 250.000 ordenadores activos minando criptomonedas, lo que ha llevado al borde del colapso al sistema eléctrico del país.
El principio del fin de las criptomonedas en China hay que buscarlo en un comunicado del Banco Popular de aquel país. En efecto, el pasado mes de mayo dicha institución anunció que dejaría de aceptar el Bitcoin como método de pago por no tratarse de “divisas reales”, por la alta volatilidad de su valor y por la especulación que suele rodear a la misma. Esa semana el precio del Bitcoin se desplomó en un 40%, pero la historia no había hecho más que empezar.
Y es que pocos meses después la misma institución fue un paso más allá declarando ilegales todos los activos digitales y cualquier tipo de transacción con criptomonedas. Una vez más, el Banco Popular de China insistía en que estos activos suponen un “serio riesgo para la seguridad de los activos de los ciudadanos” por estar ligados al “lavado de dinero, recolección ilegal de fondos, fraude y estafas piramidales”.
Hace solo unas semanas, a mediados de octubre, China incluyó el minado de criptomonedas en su lista de actividades industriales “negativas”. En la práctica eso supone que los inversores en el sector, sean nacionales o extranjeros, deben solicitar un permiso a las autoridades chinas para poder minar criptomonedas. De este modo, tanto el minado como las operaciones con criptomonedas quedan prácticamente erradicadas del país.
Más allá del comportamiento imprevisible e incontrolable de estos activos, China ha aludido también al derroche energético que supone su minado como el motivo que subyace a la prohibición. China, que está atravesando problemas de escasez y carestía energética, citó la necesidad de cumplir las metas de neutralidad de carbono entre las razones para el cierre.
Por el momento, ningún otro país ha seguido a China en su política de acoso y derribo al mundo cripto. Nadie duda de que, tras los motivos expuestos por China para prohibir las criptomonedas, están en realidad los propios intereses del Estado para evitar que ningún ámbito de la economía china escape a su control. Sin embargo, nadie duda tampoco de que las razones del Banco Popular de China tienen su parte de verdad. En esa disyuntiva se moverá el futuro de las criptomonedas en los próximos años.