Las expectativas estaban muy arriba —los organizadores de Mundo Crypto pretendían batir el Record Guiness de personas conectadas simultáneamente al metaverso, aunque lo impidieron “problemas técnicos”—, pero la sensación al final del evento fue de pinchazo. El que se presentaba como el mayor acto de criptomonedas del mundo reunió en el WiZink de Madrid a […]
| 29 ago 2022
Las expectativas estaban muy arriba —los organizadores de Mundo Crypto pretendían batir el Record Guiness de personas conectadas simultáneamente al metaverso, aunque lo impidieron “problemas técnicos”—, pero la sensación al final del evento fue de pinchazo. El que se presentaba como el mayor acto de criptomonedas del mundo reunió en el WiZink de Madrid a 7000 personas (en su mayoría hombres de entre 18 y 35 años), según datos de la organización, pero no logró llenar el recinto: se veían asientos vacíos en la grada y también en la pista, donde se sentaban los invitados VIP, como el Pequeño Nicolás o una pareja de jeques árabes.
Nada tuvo que ver el evento de este sábado por la tarde con lo que Mundo Crypto, la empresa organizadora, tenía previsto en un principio. El pasado martes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores publicó un comunicado alertando de que la empresa organizadora forma parte de su "lista gris", que la conforman las entidades que pueden estar captando fondos o prestando servicios financieros sin tener permiso para ello ni haberse registrado frente a la propia CNMV. Señalaba también que algunas de las compañías que patrocinaban el evento, como Huobi o Bybit, han sido apercibidas por no disponer de licencia para prestar servicios financieros. Por si eso fuera poco, la asociación de consumidores FACUA demandó a Mundo Crypto por quedarse con los 47 euros que valía la reserva de las entradas en caso de que no se asistiese al evento.
A partir de ese anuncio todas las celebrities que iban a participar en Mundo Crypto —Cristina Pedroche, Jorge Fernández, Macarena Gómez, Pablo Chiapella— decidieron bajarse del carro, como lo hizo también Coca-Cola como empresa patrocinadora del cónclave cripto. Mundo Crypto se apresuró a dejar muy claro que su única actividad era formativa y educativa, y que el propósito del Metaverse Day, nombre oficial del evento, era dar a conocer las posibilidades de la tecnología blockchain, y en ningún incentivar la inversión en criptomonedas.
Faltaron las caras conocidas para darle visibilidad al acto, pero les dieron a cambio un combustible mucho más potente para enardecer a los fieles: el victimismo y la conciencia de grupo perseguido, que es un excelente reclamo publicitario. El acto, de hecho, empezó con la proyección de un vídeo de Mani Thawani, el empresario tinerfeño de 29 años que fundó Mundo Crypto, denunciando que “los medios de comunicación nos han intentado silenciar. Pero nunca podrán con las cripto, porque siempre lucharemos por la libertad”. Eso sí, ya desde el principio, la empresa quiso lavarse las manos proyectando en la pantalla gigante una advertencia: “El objetivo de este evento no es promover la inversión en criptoactivos”. No vaya a ser que la CNMV nos pille con las manos en la masa.
Los presentadores del acto arrancaron anunciando que la tecnología cripto “va a hacer del mundo un lugar mejor” y que “hoy, aquí, comienza la era del metaverso y la gran revolución que va a marcar un antes y un después y que va a cambiar la economía”. Estaría bien preguntarles, ahora que todo ha pasado, si repetirían de nuevo las mismas palabras.
Los sucesivos ponentes que pasaron por el escenario del WiZink hicieron especial hincapié en la necesidad del estudio, la formación y la educación, tanto que casi parecía que estuviesen leyendo el guion que les había dictado Mundo Crypto para evitarse problemas con la CNMV. En la primera ponencia participaron los representantes de Kucoin y FTX, dos de las principales apps de trading y exchange para criptomonedas.
Eneko Astorkiza, de Kucoin, alertó de que “hay mucha gente entrando en el sector cripto sin formación, y la educación es clave”. Al mismo tiempo, reconoció que hay “mucho fraude y mucha estafa en este mundo, y todos deberíamos unirnos contra eso”. Acto seguido dijo que su empresa tenía su sede central en Seychelles y su oficina en Singapur, sendos paraísos fiscales, "y punto". Se ganó una ovación del público.
Simultáneamente a las ponencias en el escenario principal había una sala de juegos en el metaverso con gafas de realidad virtual y experiencias inmersivas. Para amenizar el evento, hubo un Crypt Quizz en el que se sorteaban criptomonedas, una pedida de mano casualmente grabada por las cámaras del evento y la actuación de un mago venido desde Londres.
Justo antes del descanso llegó la ponencia de mayor enjundia de la tarde. Los ponentes de antes, y los que vinieron después, no pasaban de vendedores expertos o comerciales a puerta fría glosando las maravillas de su producto y repitiendo muchas veces “innovación”, “revolución”, “cambio” y otros conceptos fetiche. Solo la mesa redonda en la que participaron los economistas Daniel Lacalle, Juan Manuel Rallo (ovacionado por el público a su llegada en su calidad de paladín mediático del libre mercado) y Pablo Gil elevó el nivel intelectual y dejó un espacio para el análisis sobre el mercado de criptoactivos y sus repercusiones.
Lacalle fue el primero en tomar la palabra, e inició su intervención con un rápido diagnóstico de la situación económica en la que nos encontramos: “Hemos vivido la época del exceso monetario y el endeudamiento global está en máximos históricos. Los planes de recuperación están generando más endeudamiento por el aumento del gasto público”.
Fue luego el turno de Rallo, que empezó buscando el aplauso fácil del público, predeciblemente adolescente en sus reacciones, al mandarle “un saludo a los supervisores de la CNMV que nos están vigilando”. El economista afirmó que el Bitcoin, a su juicio, “es un activo real, pues su valor no es una obligación. Se trata de una moneda cuya utilidad depende de su escasez programada y su inconfiscabilidad”. Para Rallo el Bitcoin es “un patrón”, a diferencia de otros criptoactivos de valor más difuso. Y cerró con un consejo para los inversores en criptomonedas: “Antes de meter dinero hay que preguntarse dos cosas sobre esa criptomoneda: ¿cuál es el valor de flujo que me va a proporcionar?, ¿y me fío del emisor de esa criptomoneda?”.
La voz más sensata de la tarde fue la del economista e inversor Pablo Gil, que le enmendó la plana a su compañero de mesa diciendo que él si veía justa y necesaria la acción del CNMV. “Si alguien os dice que es fácil ganarse la vida invirtiendo, os están mintiendo”, dijo el economista, y alguno entre el público tuvo que darse por aludido. Vaticinó Gil que el “80 o el 90% de las criptomonedas que hay ahora van a desaparecer”, y recomendó invertir siempre en “canales que estén regulados”.
Antes de cerrar la ponencia volvió a tomar la palabra Lacalle para contradecir a Gil, pues a su modo de ver “que algo esté regulado no implica menor riesgo de inversión”. Lo que Lacalle llamó la “revolución de la descentralización” va a traer a la fuerza una “mayor volatilidad en los activos”, y nos queda otra que aguantarnos.
En el descanso, los jóvenes elogiaban la ponencia de los economistas y se pasaban información sobre supuestos criptogurús que son en realidad timadores que desaparecen con el dinero de sus discípulos.
“Mira, aquí estamos todos los estafados según los medios”, dijo con sorna un joven llegado de Valencia, alumno del máster de criptomonedas de Mundo Crypto (no homologado por ninguna universidad española) e inversor en Bitcoin. ¿Y qué opina del desplome del valor de las criptomonedas en los últimos meses, que han perdido casi el 50% de su precio en menos de un año?
A eso le llaman por aquí mentalidad de tiburón. Dos adolescentes, con la mayoría de edad recién cumplida, cuentan que nunca han invertido en criptomonedas, pero que han venido a aprender y que no conocían ninguno de los conceptos utilizados en las ponencias.
