Como si de un arma de doble filo se tratara, la sociedad actual se ha desarrollado en torno al carbón, el petróleo y el gas. Cada uno de estos elementos ha representado una pieza clave para generar la energía necesaria para alcanzar avances técnicos, económicos y sociales. No obstante, en el lado opuesto de la […]
Dirigentes Digital
| 24 oct 2022
Como si de un arma de doble filo se tratara, la sociedad actual se ha desarrollado en torno al carbón, el petróleo y el gas. Cada uno de estos elementos ha representado una pieza clave para generar la energía necesaria para alcanzar avances técnicos, económicos y sociales. No obstante, en el lado opuesto de la balanza, el uso de estos mismos combustibles tiene un importante coste medioambiental: el 80% de las emisiones de carbono vertidas a la atmósfera tienen su procedencia en el uso de esas fuentes primarias de energía y, además, se prevé un crecimiento exponencial de la demanda energética. Un ejemplo tangible son los centros de datos que, en tan solo cuatro años, podrían consumir el 6% de la energía mundial.
Por todo ello, en la actualidad la sociedad se encuentra en un proceso de cambio dirigido hacia un modelo energético descarbonizado donde la electrificación y la digitalización tienen mucho que decir. La Unión Europea (UE) se ha marcado el reto de tener una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en el horizonte del año 2050, una meta que constituye el núcleo del Acuerdo Verde Europeo y está en consonancia con el compromiso comunitario de aumentar la acción climática global en línea con los compromisos del Acuerdo de París.
Tal y como explica la vicepresidenta de Power Systems Iberian Cluster de Schneider Electric, Martina Tomé, existen tres piezas críticas para la descarbonización: energías renovables, electrificación y eficiencia energética. Además, las infraestructuras y redes energéticas ahora también juegan un papel determinante al deber adaptarse a un mercado cada vez más flexible en el que van apareciendo nuevos actores como, por ejemplo, los prosumidores, y tener que hacer frente a retos como el crecimiento exponencial de los vehículos eléctricos. En este escenario, el papel de las organizaciones también resulta fundamental en la medida en que ellas deben tomar decisiones estratégicas y adoptar la sostenibilidad como una estrategia empresarial, no solo para acelerar la descarbonización, sino también como ventaja competitiva para los negocios.
Unido a este punto, la directiva subraya la importancia de trabajar conjuntamente y con la misma perspectiva de sostenibilidad a través de la digitalización y la gestión activa de la energía, de forma que se integren datos, softwares y estrategias para obtener una mayor eficiencia. “No hay energía más sostenible que aquella que no se consume”, sostiene Tomé mientras indica que, una diferencia respecto a la forma de trabajar que había hace años, es que “ya no podemos pensar en aplicar soluciones aisladas”, sino que “es importante que formen parte de una misma visión: cada implementación debe tener un sentido, siguiendo una estrategia de conjunto bien pensada previamente”.
Así las cosas, la innovación tecnológica se ha convertido en un elemento clave para ofrecer soluciones para el control y gestión eléctrica que no usen SF6, un gas fluorado utilizado durante años, pero que alberga un importante potencial de calentamiento global, 23.500 veces superior al del CO2. Según señala la vicepresidenta de Power Systems Iberian Cluster, esto no es ninguna novedad. “El Protocolo de Kioto, en 2005, identificaba el peligro que supone este gas para el planeta y limitaba sus emisiones”, además de que la UE ha establecido el objetivo de reducir sus emisiones de gases fluorado en dos tercios para 2030”, comenta. Sin embargo, también destaca que “gran parte de esta meta se logrará al reducir los gases establecidos en el Protocolo de Montreal”. Para entenderlo de forma más tangible, resalta que actualmente hay más de 30 millones de celdas de media tensión instaladas en todo el mundo.
En este contexto, desde Schneider Electric han apostado por una tecnología caracterizada por carecer de gases de efecto invernadero en la distribución eléctrica, libre de SF6 y basada en aire puro. Esta iniciativa surgió hace casi una década cuando en 2015 se comprometieron a desarrollar tecnologías alternativas al SF6 y eliminar gradualmente el SF6 de su portfolio para 2025, aunque en la actualidad ya las han aplicado en sus instalaciones. De este modo, al eliminar el SF6 “permite reducir el inventario de gases fluorados de las empresas y preparar los equipos para posibles regulaciones futuras, ya que la mejor alternativa a los gases de efecto invernadero es el aire”, aclara Tomé. Además, esta fórmula también elimina el complejo proceso de reciclado de este gas, reduciendo hasta un 8% el coste total de propiedad.
Ante la pregunta que podría surgir sobre si esta innovación tecnológica alternativa, verde y digital ya se está aplicando en el mercado, la respuesta es un sí rotundo. Más de 120 empresas de diferentes sectores ya han apostado por esta tecnología como parte de su hoja de ruta. Entre ellas destacan Inditex, Renault, Azienda Trasporti Milanesi, E.ON o Green Alp y el total de unidades vendidas sin SF6 asciende hasta las 5.000 unidades. Asimismo, hasta la fecha ha recibido diversos reconocimientos como el Premio a la Eficiencia Energética Industrial en Hannover Messe, el iF Design Award de la institución de diseño iF y el enerTIC Award por el proyecto con E.ON, la mayor distribuidora eléctrica de Suecia.