Julio y agosto son los meses por excelencia de las playas. Quien puede se acerca a su segunda residencia cerca del mar o, si no, reserva en un hotel o un apartamento en una población costera. Una vez allí, cualquiera querría saber si la playa en la que va a bañarse está lo suficientemente limpia, […]
Dirigentes Digital
| 16 abr 2020
Julio y agosto son los meses por excelencia de las playas. Quien puede se acerca a su segunda residencia cerca del mar o, si no, reserva en un hotel o un apartamento en una población costera. Una vez allí, cualquiera querría saber si la playa en la que va a bañarse está lo suficientemente limpia, si está distinguida con la bandera azul, si hay medusas o cómo de concurrida está.
Esa necesidad es la que identificaron los fundadores de Sea Water Analytics, una compañía que utiliza los datos para medir cómo de buenas son las aguas de las playas españolas, pero también otros factores de interés para sus usuarios. Javier Colmenarejo, cofundador de la empresa, explica a DIRIGENTES que su objetivo es aportar información clave al turista para que pueda demandar más cuidado de las playas a las administraciones pertinentes.
“Abarca más que la propia calidad del agua”, explica Colmenarejo, quien insiste en que su negocio se orienta al turista, si bien los interesados de contar con sus servicios son los ayuntamientos y quienes gestionan el saneamiento de los municipios. “Pretendemos que la gente tome conciencia de lo que ocurre en la playa donde va”, indica.
El foco de su trabajo se centra en los vertidos al mar que, en el caso de la costa, se permite que no finalice el proceso de depuración, por lo que no existe un control “suficiente” de los vertidos. A pesar de que “en general, las aguas de las playas españolas son buenas”, Colmenarejo explica que “Europa sigue imponiendo multas millonarias” en ciertos focos en los que la depuración no es óptima.
“El objetivo es crear una gran base de datos para las playas”, aunque, según reconoce el cofundador de esta empresa, pueden existir determinados factores que afecten a la calidad del agua. Entre ellos, cita la diferencia entre la población de una ciudad costera en verano y en invierno, ya que en época estival la capacidad de sus sistemas de depuración puede verse sobrepasado por la demanda. En ese sentido, Colmenarejo cree que tener una ciudad inteligente no siempre consiste en crear apps, sino en “contar con una depuradora más grande”.
En todo caso, razona que hay veces en las que se pueden detectar picos de mala calidad, pero que se produzcan por un proceso biológico. En esas ocasiones, “lo importante es conocer por qué”, dice Colmenarejo.
La situación actual resulta interesante para esta compañía, ya que la actividad en las playas se encuentra en el mínimo debido a las medidas de confinamiento. Según el cofundador, sería útil poder medir la calidad en estos momentos, ya que “la situación del mar va a ser lo más cerca del ideal que hemos tenido nunca”. En esa línea, puede resultar “importante como punto de referencia” para futuras mediciones.