Impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación es uno de los principales objetivos que se plantea con la reforma de la Ley 14/2011, de la Ciencia y la Tecnología, aprobada por el Congreso de los Diputados. Sin embargo, debido a una enmienda incorporada en la Cámara Alta, su tramitación se completará en el Senado. […]
Dirigentes Digital
| 28 jul 2022
Impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación es uno de los principales objetivos que se plantea con la reforma de la Ley 14/2011, de la Ciencia y la Tecnología, aprobada por el Congreso de los Diputados. Sin embargo, debido a una enmienda incorporada en la Cámara Alta, su tramitación se completará en el Senado.
La remodelación del texto está incluida en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, estrategia enfocada a canalizar fondos públicos procedentes de la Unión Europea tras la crisis de la Covid-19. No obstante, la situación que nubla el presente y futuro de los talentos científicos y tecnológicos del país, es previa a las dificultades que nacieron a través de la pandemia.
La nueva ley pretende, por tanto, garantizar una financiación pública para el sector I+D y poder así competir con el resto de Europa donde las inversiones de públicas son mucho mayores y las trabas burocráticas apenas suponen un problema para llegar a ellas. A pesar de que 2030 está fijado como el año para terminar con esas barreras para el sector científico español, son muchos los profesionales que dudan de esta promesa.
Aprobada la reforma de Ley 14/2011, sin oponentes, el nuevo texto hace alusión a temas que atañen exclusivamente al gremio de la ciencia, la innovación y la tecnología.
Las dificultades en el gremio I+D+i parece formar parte de sus profesionales. A pesar de las políticas impulsadas desde hace algunos años, la fuga de talentos español a otros países no se ha podido frenar.
Lejos de alcanzar la media europea en cuanto a recursos que impulsan la ciencia y tecnología, España cuenta con un fuerte potencial de personal cualificado en esta materia. Sin embargo, los largos procesos y periodos de tiempo que tienen para llegar a conseguir un puesto fijo. Motivo que lleva a muchos de estos profesionales por acceder a trabajos en el extranjero.
Complicados procesos burocráticos, ayudas públicas que tardan demasiado en llegar o el escaso presupuesto para la contratación y fiscalización de algunas investigaciones, son algunos de los principales problemas con los que los que se topan los científicos y tecnólogos patrios. Motivos por los que, en 2020, según un informe publicado por RTVE, la cifra de investigadores que se encontraban en una situación precaria para consolidar su carrera alcanzaba las 150.000 personas.
A pesar de ello, según datos recogidos por el INE, en 2020 España se posicionaba en el undécimo puesto con más publicaciones científicas y en vigésimo primero lugar con publicaciones patentadas. Aunque el sector recibe hasta cuatro veces menos ayuda que en Corea del Sur, una de las potencias mundiales más desarrolladas en este aspecto a nivel mundial, la reducida inversión actual en España no frena a los científicos españoles a seguir luchando por un puesto equiparable al resto del mundo.