La carta de los bares y restaurantes es uno de los principales transmisores del coronavirus. Junto a saleros y vinagreras, es uno de los objetos por el que más manos pasaban antes de la pandemia. Por ello, en los preparativos de la vuelta a la normalidad, el sector entero se volcó en la búsqueda de […]
Dirigentes Digital
| 02 jul 2020
La carta de los bares y restaurantes es uno de los principales transmisores del coronavirus. Junto a saleros y vinagreras, es uno de los objetos por el que más manos pasaban antes de la pandemia. Por ello, en los preparativos de la vuelta a la normalidad, el sector entero se volcó en la búsqueda de una alternativa. Solución que han encontrado en la tecnología como aliada.
La carta digital no solo es mucho más sostenible, también les sale a cuenta a los locales. Según datos de la start-up QuéCarta, especializada en el desarrollo de cartas digitales para la hostelería y restauración, el 67% de los negocios que ha implementado este servicio en las últimas semanas ha contabilizado un aumento en el consumo del 25% con respecto al importe medio habitual.
Entre los factores que explican esta tendencia, el cofundador de la citada firma, Javier Lorenzo, cita el impulso como la causa de este comportamiento. “El poder realizar el pedido nada más sentarse en la mesa, sin necesidad de la atención del camarero, aumenta ese impulso por pedir más y más rápido”, argumenta. Pone como ejemplo la bebida: “Cuando llegas a la mesa y te sientas y puedes pedir inmediatamente sin esperar a que acuda el camarero se adelanta la intención de consumo y, por lo tanto, la cantidad”, añade.
En este sentido, la agilidad en los tiempos de espera también desempeña un papel fundamental. Los clientes reciben el pedido mucho más rápido, por ello, se piden con mayor frecuencia algunos platos como los entrantes. Todo ello ha derivado en que mejore la percepción que tienen los hosteleros sobre esta nueva tecnología en el 70% de los casos analizados, con el consiguiente ahorro de costes que supone para un negocio.
Otra de las causas en este cambio de valoración ha sido el incremento de la rotación de mesas a raíz de comandas más eficientes, por lo que se compensa así el menor aforo derivado de un mayor espacio entre clientes.
En cuanto al tipo de perfil, desde QuéCarta indican que son las personas de entre 18 y 40 años las que más fácil se han adaptado al nuevo sistema, al estar más acostumbradas a este tipo de aplicaciones. Razón por la que también han detectado que los jóvenes son mucho más exigentes y aseguran que cada vez se demandan más servicios a través de estos soportes digitales como el pago directo, la reserva o delivery para evitar el contacto con el camarero. “Sin duda las cartas digitales han llegado para quedarse y las que ahora son más sencillas, a medida que pase el tiempo se harán más sofisticadas ofreciendo nuevos servicios complementarios de valor añadido para los clientes. Se harán imprescindibles en muy poco tiempo”, sostiene Lorenzo.