9 de marzo de 2020: la Comunidad de Madrid anuncia el primero de muchos cierres posteriores. Los colegios echan la llave y de la noche a la mañana se encuentran ante la imposibilidad de seguir dando clase. Una vez se hace oficial el confinamiento de la población, las herramientas digitales aparecen como la única forma […]
Dirigentes Digital
| 07 sep 2021
9 de marzo de 2020: la Comunidad de Madrid anuncia el primero de muchos cierres posteriores. Los colegios echan la llave y de la noche a la mañana se encuentran ante la imposibilidad de seguir dando clase. Una vez se hace oficial el confinamiento de la población, las herramientas digitales aparecen como la única forma de sobrellevar la situación.
“Sobre todo en los centros en que hacían solo modalidad presencial tuvieron que encontrar rápido una alternativa”, dice Mario Espósito, CEO de Classlife. El reto estuvo en “recrear la experiencia presencial en una plataforma digital”. El primer recurso fue usar la videoconferencia que, como dice Espósito, recreaba las clases en el aula: “Se trataba de impartir clases en una plataforma virtual como lo hacían en las aulas”.
El experto en herramientas educativa señala la diferencia entre adaptar un contenido para la modalidad online y prepararlo específicamente para esa modalidad. Es decir, no hubo tiempo de observar si la formación de profesores y alumnos era adecuada, o si estos últimos contaban con los equipos, la conexión y el espacio idóneos para recibir clases online.
“Fue una labor de un esfuerzo conjunto donde todos han puesto de su parte”, comenta el experto. También merecen mención los profesores quienes, en opinión de Espósito, “han tenido que corregir sus estrategias para conectar con sus alumnos por videoconferencias”. “La parte de la tecnología está ayudando a brindarles menos carga de trabajo, a organizarse mejor para enfocarse en la educación”, reflexiona.
Por eso, fueron las cuestiones técnicas las que más dificultades presentaron, cree Espósito. Una vez utilizadas las diferentes plataformas que surgieron, se pudo ver cómo las plataformas digitales daban la posibilidad de hacer videoconferencias, y también de generar una comunidad, conectar con los alumnos, así como resolver otros asuntos del ámbito administrativo.
“Se necesitan gestiones más allá de lo que es el aprendizaje”, para lo que valen como ejemplo las propias dudas de los padres, el pago de cuotas, la convalidación de estudios o la autorización para determinadas actividades, en el caso de los alumnos menores de edad.
En opinión de Espósito, este tipo de plataformas “han llegado para quedarse”. A pesar de que se ha optado por la vuelta al modelo presencial, el respaldo de la tecnología “ha ayudado con las dinámicas de trabajo”. Entre otras cosas, Espósito nombra el calendario digital que facilitan las plataformas, así como otras funciones nombradas en el párrafo precedente. Además, se pueden utilizar como complemento y refuerzo a la formación por medio de una modalidad que antes no existía.
“No creemos que vaya a haber una vuelta atrás”, opina, si bien apunta que “tenemos por delante un periodo de balance para ver cuántas actividades serán online y cuántas presenciales”. Reconoce que “la experiencia social” que facilitan los colegios resulta enriquecedora para alumnos y profesores, aunque eso se podrá recuperar rápidamente con la vuelta presencial. “La formación presencial volverá seguro, necesitamos el contacto físico, pero eso no significa que no pueda aprovecharse el avance tecnológico”, dice Espósito.
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