Con la llega de la primavera, la Feria de Abril se proclama como uno de los mayores atractivos turísticos a nivel nacional. Miles de sevillanos y visitantes se encuentran en El Real con un único objetivo: disfrutar. El lugar de quedada suele ser la Portada, que este año está inspirada en el Pabellón de Sevilla de la Exposición de 1929, y, a partir de ahí, empieza una jornada que se sabe cuando comienza, pero no cuando acaba.
El terreno destinado a esta fiesta ocupa unos 1.200.000 metros cuadrados y está divididos en tres zonas: La Calle del Infierno, El Real de la Feria y los aparcamientos.
EL REAL DE LA FERIA
El Real se organiza en quince calles con nombres de figuras importantes del toreo. En el dorso de los rótulos figura una leyenda que resume la biografía del torero. El suelo de las calles está recubierto de albero, tierra de color amarillento. Ésta es la arena utilizada tradicionalmente en los jardines de Sevilla y en las plazas de toros. La Feria se ilumina con millares de bombillas cubiertas de “farolillos”, una especie de mampara esférica de papel plegado.
La Feria de Abril cuenta con más de mil casetas. El sevillano, durante la Feria, prácticamente vive en la caseta y en ella atiende a familiares y amigos, ejerciendo de anfitrión.
LA CALLE DEL INFIERNO
Para los más pequeños también encontramos La Calle del Infierno, una especie de parque de atracciones destinado a la diversión. Ocupa una superficie de 64.000 metros cuadrados y en esta zona se encuentra lo que popularmente se conocen como los ‘cacharritos’. Algunos de los más famosos son el ‘tren de la bruja’ o el ‘látigo’.
La Calle del Infierno contará para 2019 con 56 aparatos para los más pequeños y 60 para los mayores. Este año contó con la peculiaridad de que a las tres de la tarde del martes se recibió a personas con especial sensibilidad a las estridencias con el parón de la tradicional música de en esta zona.
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