Francia se encuentra en un proceso de desaceleración económica. Mientras que en el tercer trimestre del año pasado su economía creció un 0,4%, en los últimos tres meses el ritmo decreció a la mitad, al 0,2%, tal y como informan desde el Banco de Francia.

Este escenario se debe, principalmente, al impacto negativo que ha provocado en el Estado francés las protestas de los 'chalecos amarillos', cuyas demandas van desde impuestos más bajos y salarios más altos hasta mejores servicios públicos, además de la renuncia de su presidente, Emmanuel Macron. Como consecuencia, el dato compuesto para Francia del Índice de Gerentes de Compras se hundió en diciembre a 48,7 puntos, su peor lectura en 49 meses, por debajo del umbral de los 50 puntos que separa la tendencia expansiva de la contracción.

Esta situación ya la pronosticó el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, que pronosticó que el ritmo de crecimiento descendería una décima en el último trimestre del año -finalmente la la caída ha sido de dos décimas-.

Por su parte, Macron está luchando por evitar que este proceso de desaceleración se afiance en la economía francesa. Ya ha anunciado un paquete de medidas para aumentar el salario mínimo, eliminar los impuestos sobre las horas extra y elevar las pensiones. Sin embargo, el líder francés sigue temeroso de que esto mejore la situación: “Surgen cuarenta años de malestar. Es probable que no logremos encontrar una respuesta suficientemente rápida y fuerte en el último año y medio”.

Sin embargo, el último mes del año sí presentó un dato positivo. Y es que se ha desarrollado una mejora del sentimiento en el sector manufacturero, con una subida del correspondiente indicador a 103 puntos desde los 101 del mes anterior, mientras en la construcción y los servicios se mantuvieron estables en 105 y 102 puntos, respectivamente.