Las imágenes de los estantes de los supermercados británicos medio vacíos o los de las colas en las gasolineras para repostar aterrizaron hace unas semanas en los telediarios. Numerosos medios venían advirtiendo de los problemas de abastecimiento que sufrían algunos sectores en Reino Unido, si bien hay quienes se inquietan no por lo que ven, sino por lo que está por llegar.

Con la campaña navideña a la vuelta de la esquina, el sector del gran consumo es consciente de que esas festividades tienen que ser las de la recuperación. Serán las primeras desde que las restricciones se han retirado y la economía permite que los consumidores puedan volver a comprar como lo hacían antes de la crisis. En esta ocasión, no dependerá tanto de lo llenos que estén sus bolsillos, sino de lo que lo estén las estanterías.

Hay unos cuantos factores que influyen en este problema. En el caso del Reino Unido, se achaca a la dificultad de encontrar trabajadores que cubran diferentes puestos de trabajo de la cadena de producción y suministro, ya sea en la propia producción, lo que ha llevado a los empresarios a solicitar ayuda al Gobierno de Boris Johnson, o en último término, por la falta de transportistas.

Por otro lado, los precios de las materias primas y del transporte pueden acabar teniendo su propio peso en la producción. Los cuellos de botella en diferentes segmentos provocan escasez que, en último término, acabarán repercutiendo en los precios.

¿Puede ser España víctima de esa dinámica? El presidente de la Asociación de Empresas de Gran Consumo (Aecoc) dice sí y no a la vez. En declaraciones de esta semana, Ignacio González descarta que pueda haber problemas en Navidades en el suministro de alimentos y bebidas. No obstante, en el Congreso que organiza la asociación, González señala que el sector está sometido a una "gran tensión".

El dirigente de la patronal del gran consumo lanza un "mensaje de tranquilidad", pese a que reconoce que sí que hay dificultades a la hora de transportar algunos artículos. En parte, tiene que ver con ese parón y arranque de la demanda que, para González, significa que "hay signos de recuperación".

Lo que no descarta es el impacto de la inflación en los precios. Los análisis del INE confirman que los precios de consumo se incrementan a un ritmo del 4% según las últimas cifras de septiembre. Por el momento, esa subida no se ha trasladado al conjunto de la cesta de la compra, sino que está producida por el precio de la energía. En todo caso, es de esperar que conforme pasen los meses se produzca una subida de precios, según vaticina González.

"La presión es muy fuerte y probablemente también haya inflación en la alimentación", admite el representante del gran consumo. En ese contexto, critica que se añadan impuestos adicionales a algunos productos, lo que puede elevar aún más los precios y perjudicar la recuperación del consumo.

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