La recuperación económica parece estar lejos aún para el tejido empresarial, especialmente para las empresas de menor tamaño que ven cómo el aumento de medidas fiscales les ha hecho mella, notablemente, en tan solo un año. A pesar de no ser el principal objetivo de la ofensiva fiscal, las pymes se han visto involucradas en […]
NacionalDirigentes Digital
| 10 feb 2022
La recuperación económica parece estar lejos aún para el tejido empresarial, especialmente para las empresas de menor tamaño que ven cómo el aumento de medidas fiscales les ha hecho mella, notablemente, en tan solo un año. A pesar de no ser el principal objetivo de la ofensiva fiscal, las pymes se han visto involucradas en la presión que ejerce el Gobierno sobre las firmas de mayor tamaño.
En la última encuesta realizada por la Cámara de Comercio a microempresas y empresas de tamaño medio, se puede apreciar la gran preocupación que invade a este sector empresarial ante la constante subida de impuestos. En una cruzada contra las empresas de mayor tamaño, el Ejecutivo se está llevando por delante a miles de pequeñas firmas que no pueden soportar semejante presión.
El empleo, la facturación o la inversión empresarial serían algunos de los principales temores de las pymes, lejos de ser el Impuesto de Sociedades como se tiende a pensar. Esta medida afecta de forma directa a las grandes compañías, consideradas como tal aquellas con más de 250 empleados, para que sus impuestos sean mayores y, sin embargo, lo que se está consiguiendo es poner a las de menor tamaño contra las cuerdas.
Si se tiene en cuenta que el tejido empresarial español está formado, casi en su totalidad, por pequeñas y medianas empresas, que no cuentan con grandes beneficios, sobrecargar al sector con continuas subidas tributarias, que avanzan silenciosos en la larga lista de costes a los que tiene que hacer frente el pequeño empresario, parece ilógico.
El empleo es la principal preocupación de los empresarios, sin importar el tamaño del negocio. También conocido como el ‘impuesto silencioso’, está considerado el impuesto que más encarece los costes empresariales, situándose su porcentaje, muy por encima del resto de figuras tributarias. Reducir los costes de las cotizaciones sociales, los costes de contratación, es una de las medidas fiscales que los empresarios piden abaratar.
El IVA y el Impuesto de Sociedades ocupan el segundo y tercer lugar dentro de las medidas que más alarman al pequeño y gran empresario de nuestro país. Atendiendo al hecho que de por sí, cualquier subida tributaria supone un sacrificio de una magnitud inasumible en muchos casos, estas dos figuras alarmen a las microempresas de España, con ganancias muy limitadas.
Todo ello sumado a la subida de las cotizaciones que deben aportar las empresas para el plan de reforma de las pensiones y la intención por parte del Gobierno para aumentar las bases máximas de cotización, en un futuro próximo, con el fin de generar recursos a la Seguridad Social, está haciendo tambalearse al sistema empresarial.
En caso de dar luz verde a este aumento en la presión fiscal, el pequeño y mediano empresario se tendría que hacer nuevamente frente a una dura situación, aún sin haberse recuperado de la pandemia con todas sus negativas consecuencias y alto impacto económico.
Un cúmulo de medidas que no hacen más que endurecer las condiciones a las microempresas a las que no les queda otra que aceptar la situación, en el mejor de los casos, o ver cómo sus beneficios merman cada vez más.
La tremenda presión a la que hacen frente las pymes, no solo se ve afectado al desempleo y a la inversión por parte de las mismas, sino que evidentemente, el margen de ganancias cada vez es menor, siendo una tendencia que no parezca tener fin.
