Aunque pueda parecer un hecho remoto, hasta hace no muchos años las cabinas telefónicas eran un dispositivo indispensable de la vida cotidiana. Los viandantes que necesitaban hacer una llamada de urgencia corrían en la búsqueda de la más cercana e, incluso, llegaban a esperar cola. Este escenario ha cambiado con los años y el número de unidades se puede contar con los dedos de una mano.

Tras dos años prorrogado ante la falta de operadores que se presenten a concurso para su gestión, el 31 de diciembre de 2018 finaliza el contrato de Telefónica como proveedora del servicio de cabinas, así como de la guía general del número de abonados y, todo parece indicar que dejarán de ser un servicio universal. Una medida que respaldan tanto desde el Gobierno a través de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y Agenda Digital (Sesiad) como desde la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

En concreto, el organismo regulador ha publicado un proyecto de Real Decreto sobre esta materia con una postura clara: "no existen razones de mercado actualmente para seguir garantizando la prestación de estos tres servicios", señala en alusión a las cabinas, guías y servicios de consulta sobre números de abonado. Mientras que en los dos primeros casos el contrato con la cotizada expira a finales de este año, el último se dejó de prestar en 2012 al considerar que ya estaba siendo garantizado por el propio mercado.

Se trata de una medida que va en línea con las actuaciones del resto de países europeos y que recogerá el futuro Código Europeo de Telecomunicaciones.

De las iniciativas mencionadas con anterioridad, el proyecto solo recoge una excepción: la obligación del operador designado a prestar el servicio universal a los usuarios ciegos o con una grave discapacidad visual, así como aquellos abonados en cuya unidad familiar exista alguna persona en esa circunstancia. En este caso, tendrán la posibilidad de utilizar diez llamadas mensuales gratuitas al servicio de consulta telefónica sobre números de abonado.

Entre el período 2012-2015 el coste de estas instalaciones ha sido superior al de los ingresos, dejando un margen negativo que se agravó durante el bienio 2014-2015 como consecuencia de su retirada en muchos puntos de la geografía española, hasta llegar al mínimo que contempla el Reglamento del Servicio Universal.

Ahora, con el objetivo de que no caigan en desuso, la CNMC propone la búsqueda de un uso alternativo para aquellas cabinas que no han sido desinstaladas aún, tanto por parte de la Administración como de Telefónica. Pone como ejemplo Andalucía, donde se ha montado un dispositivo para cargar el teléfono móvil en plena calle o Japón, donde las han transformado en peceras. Cualquier idea es buena para que no caigan en el olvido estas piezas de coleccionista.