Los puertos españoles configuran un elemento clave en el comercio español. Y esto no es nuevo. Desde la apertura de nuestro país al exterior a principios de los años sesenta, el número de mercancías que pasan por la red portuaria no para de crecer. Esta situación ha llegado al punto de que los 46 puertos de interés general movieron 560 millones de toneladas el año pasado, según datos proporcionados por el ministerio de Fomento.

De este montante, 11 millones corresponden a productos hortofrutícolas. Y es que este sector significa una importante parte del ecosistema agrario español: en 2017 generó más de 8.500 millones de euros, según la última estimación del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Además, "es previsible que la tendencia creciente de la participación del sector en la producción agraria se incremente en el futuro", explican desde Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX).

Esta actividad está presente de forma significante en casi todas las comunidades autónomas. Destacan Andalucía, Cataluña, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Extremadura.

Con todo esto, el transporte portuario propicia el comercio internacional de frutas, hortalizas y legumbres, que abarca el 65% de la producción vegetal total. ¿Por qué? En primer lugar por su ubicación estratégica de España. Se ha convertido en la puerta de entrada de Europa de las importaciones de frutas procedentes de terceros países.

También entra en juego la potenciación de las líneas marítimas tanto con los países europeos, destino del 90% de las exportaciones españoles, y los países africanos ribereños del Mediterráneo. Con todo ello, España es el primer exportador de frutas y verduras a nivel europeo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).