Durante mucho tiempo hemos estados acostumbrados a escuchar la frase de «si China esturnuda, se constipará el mundo entero». Pues bien, parece que las previsiones de enfriamiento del país están empezando a poner nerviosos a muchos agentes del mercado.
A medida que el gigante asiático gestiona la transición hacia una economía más orientada al consumo y al servicio, sus relaciones internacionales están evolucionando en una lucha por el histórico equilibrio de poder en el comercio y la tecnología. La economía de China, que representa un tercio del crecimiento mundial, está creando oportunidades de inversión que necesitan ser comprendidas cada vez más en los términos de China.
Tal y como analiza Stéphane Monier, Director de Inversiones de Lombard Odier, China «está experimentando profundos cambios estructurales a medida que su economía se aleja de su dependencia histórica de las exportaciones y la manufactura». De aquí a que se espere que el PIB disminuya del 6,6% el año pasado, su ritmo más lento desde 1990, al 6,3% en 2019. Esto tiene implicaciones a corto y largo plazo para el resto del mundo porque el PIB en los EE.UU. y la eurozona se desacelera o se estanca en función de la respuesta de la Reserva Federal y las relaciones comerciales políticamente frágiles, analiza la gestora.
«Comenzamos observando las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China», afirma el experto. La respuesta de Estados Unidos a su déficit comercial es aranceles y guerra comercial. La respuesta de China a su superávit comercial fue buscar formas de invertir sus reservas extranjeras en compañías en desarrollo a través del proyecto multilateral «One Belt, One Road», que apunta a conectar Asia con Europa, Oriente Medio y África.
Si bien los datos del PIB pueden no ser tan confiables como en otros lugares, otros indicadores como el suministro de dinero, la producción de electricidad, el transporte y los datos comerciales «respaldan la conclusión de que la economía de China ha alcanzado su punto máximo», destaca Monier.
El Yuan estable
Los inversores que observan la economía china y que están condicionados a prestar mayor atención a los bancos centrales deben recordar que el valor objetivo implícito del yuan en el país, medido comparativamente con otras divisas, es más revelador que los cambios fácilmente reversibles a la liquidez interna del país o las tasas de interés. China ha gastado las reservas de divisas para defender el rango implícito del yuan frente a la cesta de divisas y, a diferencia de otras monedas, no comercia libremente.
«Si bien nuestras perspectivas para el renminbi son neutrales a corto plazo, creemos que cualquier signo de solución duradera a la disputa comercial llevaría a una fortaleza sustancial», expone Monier. El reciente repunte de la moneda fue más un reflejo de la debilidad del USD y China continúa manteniendo el comercio del yuan dentro de un rango estable frente a su índice oficial de referencia de las divisas.
En general, las relaciones entre China y los EE.UU. se consideran antagónicas cuando la economía mundial depende más bien de su cooperación y entendimiento mutuo. «Mientras tanto, las empresas tecnológicas chinas están invirtiendo en un mercado centrado en China, que es independiente de las empresas más antiguas de Estados Unidos y Europa», concluye.
2019-01-31 08:53:31