A finales de octubre, concretamente el día 31, Christine Lagarde será oficialmente la nueva presidenta del Banco Central Europeo en sustitución de Mario Draghi. A diferencia de otros candidatos que había para ocupar el puesto, como el caso de Klaus Zimmermann, Lagarde se presenta como una vía continuista del proyecto iniciado por Draghi. Sin embargo, en la práctica, la expresidenta del FMI no tendrá mucho margen de maniobra.
¿Qué esperar?
Lo que todo el consenso de mercado espera de Lagarde es que mantenga una política de tipos bajos bajo la filosofía del “whatever it takes” de Draghi. “Las últimas declaraciones de Mario Draghi indican que, incluso después de diez años, nos encontramos al principio de la política de bajos tipos de interés y no al final”, comenta Bert Flossbach, cofundador de Flossbach Von Storch.
El tipo general del BCE está al 0% desde el 2016 y todo indica que, en caso de que cambie algo Lagarde, sería para situarlo en territorio negativo. De hecho, algunos subtipos se encuentran ya en terreno negativo. “El BCE de Lagarde podría reducir aun más las tasas de depósito y de refinanciación, más opciones de refinanciación a largo plazo para los bancos y nuevas compras de bonos. Esto es una mala noticia para los ahorradores, los fondos de pensiones o las compañías de seguros de vida: el fin de los intereses en vez de su repunte”, añade Flossbach.
“El traspaso de Draghi a Lagarde en noviembre probablemente marcará el comienzo de una nueva fase en el BCE, con la continuación de las medidas de acomodación, sí, pero con más presión sobre los países de la zona del euro para que intensifiquen sus esfuerzos en el ámbito fiscal.”, comentan desde Natixis.
“A largo plazo, es probable que Lagarde fomente una mayor evolución institucional en el BCE. Durante el mandato de Draghi, el BCE ha ampliado significativamente su conjunto de instrumentos de política monetaria, incluyendo la introducción de su programa de adquisición de activos -Quantitative Easing-, las operaciones de refinanciación a largo plazo -TLTRO- y las operaciones monetarias simples. Es probable que Lagarde se ajuste a este modelo de innovación de los bancos centrales, ampliando el conjunto de herramientas del BCE y apoyando potencialmente un marco y una estrategia con objetivos de inflación más flexibles y simétricos en el futuro.”, explica Giacomo Barisone, director de Finanzas Públicas de Scope Ratings.
Un problema a largo plazo
Todo apunta a un mayor repunte de la política acomodaticia, creando nuevos instrumentos y generando una era de “dinero gratis”. Pero, esto puede suponer un grave problema en el largo plazo. “Si todos los deudores se acomodan al entorno de bajos tipos, un aumento significativo de estos supondría un choque para muchos, que podría desencadenar en una crisis inmobiliaria y una ola de quiebras que amenazarían la estabilidad financiera. El BCE lo evitará y mantendrá los tipos en torno al cero durante tanto tiempo como pueda”, concluye Bert Flossbach.
2019-10-08 08:59:14