Un año de guerra, ¿cuál es su impacto?

Hoy día 24 de febrero de 2023, se cumple un año desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia. El acontecimiento ha empujado a la economía mundial a una serie de sacudidas geopolíticas y económicas “cuyas consecuencias tendrán efectos duraderos en el futuro”, como señala Natixis IM Solutions.

Una invasión, que según indican Mabrouk Chetouane y Nicolas Malagardis, estrategas globales de Natixis IM Solutions “será recordada como el comienzo de una nueva era” porque “ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar las debilidades estructurales de las alianzas occidentales”.

Estos son los efectos principales que ha traído el conflicto para las principales economías:

Crisis energética

Más allá de la tragedia humana, una de las consecuencias negativas a corto plazo de la guerra es la creación de una “crisis energética en Europa”, señala Hervé Mangin, gestor del fondo AXA WF Framlington Sustainable Europe de AXA IM.

La disminución de las aportaciones de gas ruso provocó escasez y una subida vertiginosa de los precios del gas, hasta el punto que algunos gobiernos y algunas empresas han tenido que sustituir el gas por carbón, como solución rápida ante esa crisis, explican desde AXA IM.

La entrada en guerra entre Rusia y Ucrania fue un “varapalo” para occidente, principalmente por la gran dependencia del gas ruso que tiene Alemania, que es el motor de Europa. La Eurozona no preveía encontrarse con una situación como la que atravesamos actualmente y por ello Alemania nunca pensó en buscar una alternativa viable a la independencia energética de Rusia que “hubiera supuesto una inversión multimillonaria en energías renovables o en otro tipo de alternativas a gas ruso”, explica Rafael Ojeda, analista de Fortage Funds.

Asimismo, existe una gran diferencia entre la situación de los países de Europa del norte y del sur, ya que los países del sur cuentan con una dependencia superior hacia Argelia, por lo tanto, el problema no es “tan grave”, añade.

Esta crisis debe considerarse como una llamada de atención para Europa “que se ha dado cuenta de su excesiva dependencia del gas ruso”, afirma Hervé Mangin, gestor de AXA, ahora queda “acelerar la transición energética, aumentar la capacidad de las energías renovables e invertir en nuevas tecnologías para almacenar mejor la energía”, añade.

El analista de Fortage Funds advierte que el catalizador de la guerra de Rusia y Ucrania es “muy potente para los mercados” y el único beneficiario de la tesitura es Estados Unidos que con esta coyuntura “gana mucho dinero” ya que no cuentan con el impacto energético que supone para Europa y porque se encuentran más alejados del conflicto bélico. 

“La guerra será un impulso para la transición energética, su impacto ha sido negativo a corto plazo, pero será un estímulo para acelerar en la dirección correcta a medio y largo plazo”, afirma el gestor de AXA IM.

Como indica Lizzy Galbraith, economista política de abrdn, la perturbación de los mercados del gas impulsará un cambio a largo plazo en el pensamiento estratégico en torno a las cadenas de suministro. “La tolerancia a la dependencia de un solo país para los recursos clave se irá reduciendo”. Europa y Estados Unidos “ya han anunciado su intención de diversificar las cadenas de suministro en áreas sensibles de la economía, lo que tendrá consecuencias para China, que representa el 52% de todas las dependencias estratégicas europeas”. 

Subida de los precios

La guerra desencadenó un fuerte aumento de los precios mundiales de la energía y de los alimentos, alimentando potencialmente la desglobalización y fomentando una expansión de los presupuestos de defensa europeos.

Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, explica que la economía mundial, pero sobre todo la economía europea, “está adaptándose a una nueva situación”. Esta coyuntura se ve más reflejada dentro del ámbito de la inflación, en el ámbito de las materias primas de los alimentos no elaborados, donde seguimos viendo mucha tensión”. 

“La inflación es un componente muy importante que afecta a la principal variable que está marcando la agenda macroeconómica a día de hoy y la agenda de los mercados”, afirma del Pozo. 

Las economías desarrolladas globales están experimentando una desaceleración económica y “los responsables políticos no deberían desaprovechar el impulso político para adoptar las decisiones necesarias para preparar sus economías para los retos de esta nueva era”.
Impacto en los mercados

Josep Prats, gestor de Abante European Quality, explica que la revalorización de las bolsas se sitúa ya en niveles de cotización anteriores al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. “La ralentización económica provocada por el conflicto bélico ha sido limitada y el escenario de recesión parece cada vez más descartado”, añade.

La guerra sigue siendo un factor de riesgo a temer por los mercados, pero salvo una escalada desenfrenada, la influencia negativa sobre los índices bursátiles parece ya asumida, explica el gestor de Abante Asesores.

Desde Natixis IM Solutions afirman que, en el lado positivo, esto debería ser un nuevo superciclo de inversión y hacer frente al argumento del estancamiento secular que ha ganado peso en la última década. 

Sin embargo, el analista de Fortage Funds afirma que la subida de tipos de interés por parte del BCE, para atajar la inflación derivada de la guerra, “afecta más al sur de Europa”, ya que se trata de países más endeudados y con una situación más peligrosa.

En el caso de España, la deuda sobre el PIB supera ya el 113% y esta deuda ha dejado de ser al 0% de intereses con la subida de tipos. Financiar esa deuda va a suponer una gran cantidad de miles de millones al estado, que antes no suponían esos intereses. 

La compañía de gestión de activos DWS afirma que “la guerra ya no juega ningún papel en los mercados bursátiles”. Se ha resuelto en gran medida el problema del posible colapso del suministro de materias primas en Europa.

Sin embargo, una nueva ofensiva rusa de cara a la primavera podría “crear rápidamente una nueva situación”, por ello los inversores deberían mantener la cautela, ya que “los precios y los tipos de interés podrían seguir siendo elevados”.

“Los inversores no deberían asumir que el repunte de la renta variable de las últimas semanas continuará de la misma forma”, según afirma Marcus Poppe cohead of European equities de DWS. Los inversores a largo plazo, deberían prestar más atención a la calidad de los balances ante la previsión de tipos de interés más altos en un futuro próximo. 

Los índices bursátiles como el Dax alemán vuelven a cotizar a niveles anteriores a la guerra, pero la invasión de Ucrania ha ralentizado el desarrollo económico de muchos países. “La guerra probablemente costará a las economías de la zona euro un punto porcentual de crecimiento tanto en 2022 como en 2023 y en el caso de Rusia, cabría esperar una pérdida de casi el 7% para el sumatorio de los dos años”, advierte DWS.

En el caso de las empresas, “el conflicto no ha tenido graves repercusiones, hasta ahora, en las cuentas de resultados”, ya que tras la crisis del coronavirus la demanda repuntó, pero la industria no tuvo que hacer frente a dificultades en la cadena de suministro y no pudo satisfacer la demanda en muchos ámbitos. Por ello, las carteras de pedidos se llenaron bien y las empresas tenían motivos para mantener la producción a pesar de las incertidumbres asociadas a la guerra. 

La invasión de Ucrania no ha tenido los efectos desastrosos que se temían al principio, pero se mantiene una política monetaria más restrictiva por parte de los bancos centrales de todo el mundo y es posible que esto “nos acompañe durante bastante tiempo en vista de la elevada inflación”, afirma Poppe.

“Los miembros del mercado se mantienen ahora en un escenario en el que la economía sigue sin hundirse, con una inflación debilitada y unos tipos de interés nuevamente a la baja”.

En el contexto actual se aconsejaría invertir donde las estimaciones de beneficios sean más alcanzables y los niveles de valoración sean aceptables al mismo tiempo. En este sentido, “los bancos son un buen lugar donde buscar el componente cíclico”, señala Marcus Poppe, ya que la negatividad “está descontada en los precios e incluso en un escenario de recesión”, por lo que “los beneficios no deberían sufrir mucha presión en la situación de subida de tipos de interés. También pueden encontrarse modelos de negocio sólidos en el sector sanitario y los inversores “más atrevidos” podrían fijarse en la industria automovilística. 

¿Qué evolución puede esperarse del conflicto?

Es complicado alcanzar la paz porque la situación se encuentra “realmente enquistada” entre los líderes de Rusia y de Ucrania. Rusia cuenta con un poderío militar y bélico muy superior al ucraniano y no va a retirarse “ni en un mes, ni en dos, ni probablemente en 6 meses”, pero cada mes que pasa, Ucrania entra en una mayor destrucción, afirma Rafael Ojeda. 

El analista Macro en Fortage Funds, considera que en el contexto actual la guerra entre Rusia y Ucrania “es mucho más dura de lo que nos quieren hacer ver”. En este escenario “es complicado pensar que Europa puede crecer de una manera importante durante estos meses”.

“El paquete de sanciones que Occidente ha aplicado contra Rusia no tiene precedentes y ha socavado sus perspectivas de crecimiento a largo plazo”, además, “la capacidad industrial de Rusia está sufriendo un duro golpe por la interrupción de sus cadenas de suministro”, añaden desde Natixis IM Solutions. 

La guerra también ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar las debilidades estructurales de las alianzas occidentales, a la vez que Rusia está reforzando sus relaciones con el Este y redefiniendo las alianzas mundiales. Será necesario invertir una gran cantidad de capital para financiar los numerosos retos que se avecinan, “especialmente los relacionados con la seguridad energética y la resistencia de la cadena de suministro”, concluye Natixis IM Solutions. 
 

2023-02-24 07:00:01

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