Fundado en 1819 con la gestión de grandes patrimonios como vocación primera, Mirabaud está a apenas unos meses de cumplir 200 años de trayectoria. Entre otras muchas cosas aprendidas a lo largo de esta andadura de dos siglos, hay una irrefutable: la clave del éxito en la gestión integral del patrimonio de un cliente radica, en gran medida, en proporcionarle un asesoramiento independiente. El cliente ha de situarse siempre en el centro de la estrategia de inversión y de la cadena de valor, por encima -y por delante- de productos, campañas, incentivos o intereses concretos.

Combinada con una alta personalización, que incluye tanto la asesoría a medida para adaptarse a las necesidades y preferencias de cada cliente como la asignación de un responsable de relaciones con el cliente que actúa como nexo de unión con los distintos especialistas y servicios de la entidad, la asesoría independiente constituye uno de los rasgos más diferenciadores de la gestión patrimonial frente a la banca privada comercial, altamente estandarizada. Y, aunque no el único, es uno de los factores por los que quienes confían en entidades especializadas en gestión patrimonial de calidad consideran como una buena inversión, y no como un gasto, retribuir la excelencia en los servicios que estas ofrecen.

Otro rasgo clave y definitorio de una gestión patrimonial exitosa es la correcta diversificación de la inversión, que debería incluir opciones de renta fija y de renta variable, así como contemplar también inversiones en, por ejemplo, arte, fondos de capital riesgo y activos inmobiliarios, tres estrategias que consideramos muy interesantes para obtener una descorrelación de la dinámica propia de los activos financieros.

Además, la diversificación de la inversión no puede considerarse ni tratarse como un factor estático. Requiere equipos profesionales pluridisciplinares de alta cualificación, con perfil y conocimientos internacionales, de los mercados, y de áreas de especialización como jurisprudencia y fiscalidad, estructuración patrimonial y de sucesión, o planificación financiera personalizada, entre otras. En la gestión patrimonial de valor añadido, estos expertos van adecuando las decisiones según proceda y localizando proactivamente las mejores oportunidades de inversión en cada momento y contexto para tomar ventaja y alcanzar unos objetivos que, vaya por delante, han sido previamente definidos y comunicados al cliente.

Por ejemplo, en el momento actual, con respecto a los activos en renta fija, nuestra visión en Mirabaud es muy cauta. Creemos que la relación rentabilidad/riesgo que ofrece en este momento este tipo de activo no es atractiva. Hay oportunidades, pero hay que saber localizarlas. Mientras que la rentabilidad no vuelva a ser interesante, recomendamos invertir en bonos flotantes, cuyo cupón se va ajustando a la subida de los tipos, y fondos de renta fija flexible que mantengan un estricto control de la volatilidad. También estamos empezando a ver oportunidades interesantes en renta fija de corto plazo en dólar.

Si nos centramos en el área de renta variable, a pesar del buen escenario económico actual y de las revisiones alza de los beneficios empresariales, los temores suscitados tras el anuncio de determinados aranceles por parte del gobierno norteamericano está haciendo tomar fuerza a la volatilidad en los mercados. Recomendamos así una posición neutral hasta que se den correcciones del mercado que nos permitan adoptar una posición más positiva en este activo.

La preservación del capital y de su liquidez minimizando tanto como sea posible el riesgo de pérdidas y de fluctuaciones, y la revalorización de los activos son, en definitiva, los pilares en que se sustenta la gestión de grandes patrimonios. Requiere experiencia global pero, al mismo tiempo, enfoques personalizados, flexibilidad y atención continuada.

En Mirabaud siempre hemos trabajado con el largo plazo como referente y apostado por una gestión activa, basada en la confidencialidad y en la independencia, sobre modelos de arquitectura abierta para garantizar la elección adecuada de inversiones y una rentabilidad ajustada al riesgo y las necesidades de cada perfil de cliente. Esta visión estratégica, que nos ha proporcionado grandes éxitos durante nuestros 200 años de vida, seguirá siendo un valor diferencial para conservar nuestro activo más preciado, la confianza del cliente, en muchos casos sagas familiares que nos acompañan desde hace varias generaciones.

Francisco Gómez-Trenor, director general de Mirabaud & Cie en España