Caracas debía invertir ese dinero en su industria petrolera, sin embargo, las exportaciones del sector son solamente un tercio de lo facturado una década antes (debido, sobre todo, al descenso en los precios del crudo). Ahora bien, las sanciones de EE.UU. también están dificultando estos pagos, hasta el extremo de haber sido creadas estructuras logísticas complejas para transportar el combustible de Venezuela a China. La deuda total del gobierno venezolano continúa estando en sus niveles máximos alcanzados durante 2015 (129.000 millones de dólares). Y su posición inversora neta, con el resto del mundo, es deudora desde 2015.
Venezuela, con todo, está quedándose sin reservas internacionales de divisas. Según los últimos datos disponibles, de 2020, las reservas de divisas del banco central venezolano han descendido un 70%. China, por tanto, solamente podrá cobrar los créditos concedidos a Venezuela en forma de petróleo. La cuestión fundamental, de todas formas, es saber cuánto petróleo puede exportar Venezuela, cada año, a China. De momento, un 30% del total (o incluso más, si se tiene en cuenta a intermediarios como Singapur). Pero, con una producción bastante inferior al millón de barriles diarios, el pago de la deuda va a ser complicado.
Por otra parte, China podría no cobrar nada, en virtud de la idea de “deuda ilegítima”, si a Venezuela llegase un nuevo gobierno aliado de EE.UU. La situación, en ese sentido, es francamente difícil. El descenso de las reservas internacionales de divisas, en Venezuela, ha disparado la inflación hasta el 19906% durante 2019. El PIB, tras hundirse un 35% en 2019, podría haberse desplomado otro 25% adicional a lo largo de 2020. Y esto, además de ser económicamente insostenible, está generando problemas sociales graves relacionados con la escasez de suministros básicos del exterior como los medicamentos. El sector privado venezolano, pese a todo, mantiene una posición inversora neta de 125.000 millones de dólares. Es decir, contando al sector privado, Venezuela mantiene una posición acreedora neta con el resto del mundo.
El problema, según señalan fuentes del país caribeño a DIRIGENTES, es la ausencia casi total de inversión en Venezuela. “Casi todo va hacia el sector petrolero -indican estas mismas fuentes- donde la corrupción se traduce en ineficiencia”. China, en definitiva, ha puesto todos sus huevos en la misma cesta. Pero espera comenzar a cobrar la deuda, al menos oficialmente, en 2022.
2021-01-25 16:10:30