«Los compromisos relacionados con la naturaleza están comenzando a tomarse en serio», anuncia DWS en su último informe

Las negociaciones y regulaciones para proteger el capital natural y revertir la pérdida de biodiversidad, desde América del Sur y China hasta la Unión Europea y Estados Unidos, han ganado velocidad en los últimos meses. Esto incluye el Reglamento de la UE sobre productos libres de deforestación, la Ley de Adquisiciones para la Deforestación del Estado de Nueva York  y la cumbre celebrada por ocho naciones que envuelven la Amazonia este mes. Estas nuevas regulaciones son muy bien recibidas ya que en los últimos 50 años se ha degradado un tercio de la capa superior del suelo en el mundo, se ha destruido un 32% de la superficie forestal mundial y se ha perdido más del 85% de los humedales. En total, esta pérdida de naturaleza está socavando el papel fundamental que juegan nuestras tierras y océanos en la reducción y eliminación de emisiones.

El cambio en el uso del suelo y del mar es responsable de la mitad de la pérdida de biodiversidad

Según el WWF, las actividades más perjudiciales que derivan en una pérdida de biodiversidad son: el cambio de uso del suelo y el mar, la sobreexplotación de especies y recursos, las especies invasoras y las enfermedades, y la contaminación y el cambio climático. Dadas las difusas normas de gobernanza en torno a nuestros océanos, los gobiernos han tendido centrar sus esfuerzos en el cuidado del suelo y específicamente en abordar la deforestación, que está fuertemente concentrada en América del Sur, África subsahariana, el sudeste asiático y Oceanía.

Con casi el 60% de la Amazonía ubicada en Brasil, la elección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil este año ha brindado cierta esperanza de que la marea haya cambiado en lo que respecta a una voluntad política más fuerte para abordar la deforestación. Sin embargo, en la Cumbre de la Amazonia en Brasil de este mes, ocho gobiernos amazónicos no han podido comprometerse aún a poner fin a la deforestación. Por lo tanto, un solución algo más efectiva podrían ser las regulaciones en países lejanos a las selvas tropicales que garanticen que los productos que ingresan a sus mercados estén libres de deforestación. En este sentido, es la producción de alimentos la que está en el centro de estos esfuerzos, ya que el sector agrícola es responsable del 90% de la deforestación.

Los consumidores europeos son colectivamente responsables de la deforestación a nivel mundial

Dado que se estima que los consumidores europeos son responsables del 16% de la deforestación tropical a través de sus importaciones de productos agrícolas, los legisladores europeos han tomado medidas a través de la regulación sobre productos libres de deforestación, que entró en vigencia en junio de 2023. Las materias primas en primera línea serán aquellas vinculados principalmente a la producción de carne de vaca, café, cacao, aceite de palma, caucho, soja y madera, así como sus productos derivados como el cuero, chocolates, neumáticos y muebles. Esto significa que cualquier empresa que desee importar dichos productos a la UE debe asegurarse de que no hayan sido cultivados en áreas forestales deforestadas después de 2020. Además, Europa también está tomando medidas para preservar su capital natural en su territorio. La Ley de restauración de la naturaleza de la UE, que fue adoptada por el Parlamento Europeo el mes pasado, tiene como objetivo restaurar hábitats, revertir el declive de los polinizadores, restaurar turberas drenadas, praderas marinas y fondos marinos, y se compromete a plantar al menos tres mil millones de árboles adicionales en la UE para 2030.

Pero nuestros océanos siguen siendo un ecosistema olvidado en lo que respecta a su protección. Es por eso que hacemos un llamamiento a los gobiernos para que trabajen en el establecimiento de regulaciones que prohíban la pesca de arrastre, la minería en el lecho marino, la caza de ballenas, el aleteo de tiburones y la reducción de subsidios perversos a la pesca, todas medidas que mejorarían el papel de nuestros océanos como reguladores del clima.

Además, los inversores pueden desempeñar un papel importante para ayudar a proteger estos ecosistemas al incluir los océanos en sus interacciones con las empresas en las que invierten. Esto podría incluir alentar a las "Ocean 100" empresas a reducir el uso de plástico, disminuir la contaminación del agua y fomentar la adopción de prácticas de pesca sostenible. Además, fomentar la economía oceánica a través de los Principios Financieros para una Economía Azul Sostenible, objetivos oceánicos basados en la ciencia y con la adopción de soluciones tecnológicas avanzadas para el mar, podría abrir el camino hacia un futuro más sostenible para nuestros océanos.

2023-08-25 09:33:59

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