En la era de la información y la tecnología, la falta de cultura digital en las empresas se ha convertido en un obstáculo significativo para su crecimiento y competitividad. A pesar de la creciente dependencia de la tecnología en los negocios modernos, muchas organizaciones aún no han adoptado plenamente una mentalidad digital. La cultura digital […]
Dirigentes Digital
| 07 nov 2023
En la era de la información y la tecnología, la falta de cultura digital en las empresas se ha convertido en un obstáculo significativo para su crecimiento y competitividad. A pesar de la creciente dependencia de la tecnología en los negocios modernos, muchas organizaciones aún no han adoptado plenamente una mentalidad digital.
La cultura digital – ese proceso de interacción humana que tiene la tecnología e internet como componentes esenciales de la vida cotidiana – ha transformado la forma en la que las personas interactúan, se comunican y consumen información, productos y servicios.
Las ventajas de la digitalización para la sociedad, y por ende, las empresas, supone una mejora en la eficiencia operativa y la productividad laboral, facilita el trabajo en equipo, impulsa la innovación, supone una mayor adaptabilidad al cambio, permite recopilar y analizar datos fácilmente y posibilita llegar a un mayor número de clientes potenciales.
Al ignorar la cultura digital, una organización corre el riesgo de fracasar en su transformación. A pesar de estar estrechamente ligados, hay que diferenciar ambos conceptos. Mientras que la transformación digital se refiere a la implementación de tecnologías para mejorar los procesos y resultados de una organización, la cultura digital se enfoca en crear un entorno en el que las personas estén dispuestas y capacitadas para adoptar esas tecnologías y abrazar el cambio tan decisivo en la era digital.
Es más, según un estudio de BCG en el que se evaluaron aproximadamente 40 transformaciones digitales, las empresas que se centraron en la cultura digital reportaron un desempeño financiero sólido cinco veces mayor (90%) que entre aquellas que la descuidaron (17%). No solo eso, sino que según el mismo estudio el 80% de las empresas que se centraron en la cultura mantuvieron en el tiempo ese desempeño sólido e innovador.
Si bien es cierto que algunas generaciones pueden tener una ventaja inicial debido a su exposición temprana a la tecnología, cualquiera puede aprender y seguir una cultura digital.
En España solo un 5% de empleados de cualquier organización pueden considerarse nativos digitales – también conocidos como Generación Z – según la Encuesta de Población Activa de 2022. De ellos, muy pocos ocupan puestos de responsabilidad que les permitan opinar en la toma de decisión de la empresa. Por ello, no es posible llevar a cabo un proyecto de esta envergadura sin tener un plan que permita incorporar la Cultura Digital en cada uno de los empleados.
Si bien son muchas las empresas que tienen un ADN digital, siendo capaces de aceptar el cambio con relativa facilidad, otras son mucho menos flexibles, por lo que adoptar una cultura digital requiere un esfuerzo deliberado e intencionado a incorporar como punto esencial dentro del plan de transformación.
El primer paso para integrar una cultura digital en una empresa pasa por apostar en innovación y aprovechar las tecnologías existentes para mejorar los procesos y generar el mejor retorno económico. Además, si se entrena a los equipos para usar estas tecnologías los beneficios aumentarán.
Pero para ello es esencial que los equipos tengan acceso a las herramientas necesarias. Esto implica mantener actualizados los programas y equipos informáticos, e incluso explorar posibilidades en nuevos campos como la Inteligencia Artificial. Sin embargo, estos instrumentos no se limitan únicamente a la tecnología en sí, sino que también engloban el conocimiento necesario para utilizarla de manera efectiva. Por ello es importante proporcionar a los empleados tanto la tecnología como una formación continua en su uso.
Una cultura digital sólida también pasa por digitalizar el trabajo colaborativo. Las personas pueden tener diferentes niveles de experiencia tecnológica y pueden estar en zonas horarias distintas, por eso es útil contar con herramientas de colaboración que permitan la comunicación en momentos diferentes, como sistemas de mensajería y foros, además de lugares para almacenar documentos que sean de fácil acceso. Las comunidades virtuales son una excelente manera de construir una cultura digital, ya que permiten la interacción continua sin importar la hora o la ubicación geográfica. Además, en el mercado existen herramientas como Google Drive, Dropbox y Trello que facilitan la colaboración y el trabajo en línea.
Por último, esta colaboración no es posible sin una transparencia digital. Cuando el trabajo se realiza en un entorno digital, todos los equipos pueden ver lo que se está haciendo, inspirarse mutuamente y dar su opinión. Esta transparencia que proporciona la digitalización hace que sea más fácil aprender mientras trabajamos y abordar rápidamente problemas.
Siguiendo estas medidas las empresas conseguirán integrar una cultura digital donde se potencia y facilita la innovación y la mejora continua mediante una mentalidad tecnológica; que es transparente y abierta a través de nuevas formas de comunicación interna y externa más interactivas, sociales y digitales; que está conectada y es mucho más cercana a los clientes y consumidores a través de los nuevos canales digitales y también está conectada a nivel interno para trabajar de forma co-creativa, colaborativa y productiva; con mayor flexibilidad y facilidad para adaptarse a un entorno cambiante y diferente; y ágil con rapidez y velocidad en la adopción de los cambios.