La recuperación económica de Grecia continuará en 2020, a medida que la aceleración del crecimiento, respaldada por las reformas fiscales y la inversión, mejore aún más las perspectivas de las finanzas públicas en un contexto de tipos de interés bajos.
Grecia va camino de crecer alrededor de un 2,3% en 2020, frente al 1,8% estimado este año y el 1,9% de 2018, y por encima del crecimiento medio de la eurozona del 1,1%, a pesar de las desfavorables perspectivas económicas mundiales.
Mantener un crecimiento relativamente sólido es crucial para las perspectivas a largo plazo de las finanzas públicas. Es cierto que Grecia se encuentra en un momento favorable a nivel interno: el éxito del gobierno en la acumulación de superávits presupuestarios primarios, el mantenimiento de la confianza de los acreedores institucionales internacionales y la vuelta del apetito de los inversores extranjeros coincide con lo que parece ser un período prolongado de tipos de interés ultrabajos.
La nueva capacidad de Grecia para obtener préstamos a intereses reducidos –el rendimiento de la deuda pública a 10 años ha caído a alrededor del 1,4%, situándose sólo una décima por encima del 1,3% de Italia– está ayudando a transformar las perspectivas de sostenibilidad de la pesada carga de la deuda del país. Los acreedores de Grecia de la zona euro han actualizado sus valoraciones sobre la sostenibilidad de la deuda griega para simular el impacto de un largo período de bajos tipos libres de riesgo y unos diferenciales reducidos, lo que conduce a un escenario favorable a largo plazo en el que la deuda descenderá hasta suponer el 60% del PIB en 2055, frente al 181,1% en 2018.
Crecimiento, clave para la sostenibilidad de la deuda
Sin embargo, mantenemos que el crecimiento económico es la clave para la sostenibilidad de la deuda griega, por lo que nos tranquilizan las recientes medidas que han tomado. Entre ellas figuran: la reducción de la burocracia, beneficios fiscales para los inversores extranjeros y la reanudación del estancado proceso de privatización que el Gobierno del primer ministro Kyriakos Mitsotakis está llevando a cabo para aumentar el potencial de crecimiento del país.
Grecia prevé alcanzar un superávit presupuestario primario de alrededor del 3,7% del PIB en 2019, el quinto año consecutivo en el que lograría superar su objetivo presupuestario, ayudado por una mayor recaudación del impuesto sobre el valor añadido debido, en parte, al dinamismo del gasto turístico. Compensan los pagos retroactivos a los empleados del sector público y los desembolsos de pensiones. En Scope prevemos que el superávit de las administraciones públicas griegas se sitúe en el 1,3% del PIB en 2019, superior a la media de la zona euro, con un déficit del 0,9% del PIB.
Esperamos que Grecia alcance el próximo año el objetivo de un superávit primario del 3,5% del PIB y un superávit de las administraciones públicas del 1% del PIB. Igualmente importante es que el primer presupuesto de Mitsotakis, aunque en términos generales es neutral desde el punto de vista fiscal, debería mejorar la calidad de las finanzas públicas e impulsar el crecimiento en 2020, principalmente mediante la reducción de la brecha fiscal y la carga fiscal que soportan las empresas. Se espera que todos los contribuyentes se beneficien de una reforma del impuesto sobre la renta de las personas físicas.
Se prevé también que la deuda de las administraciones públicas griegas disminuya del 173,3% del PIB en 2019 al 167% del PIB en 2020, gracias a la continuidad de la recuperación económica.
El reto para Grecia será mantener este desarrollo positivo. El crecimiento a medio plazo depende fundamentalmente de la intensificación de la inversión que, en 2018, con un 12,9% del PIB, era la más baja de la UE y se situaba por debajo de la media de la zona euro, en el 20,6% del PIB. Para el crecimiento económico futuro es de vital importancia compensar los años de inversión insuficiente durante la crisis, de ahí la necesidad de nuevas privatizaciones y de reformas del mercado laboral y de los impuestos.
Sector financiero
Mientras tanto, la reestructuración del sector bancario griego se convertirá en otro importante factor de apoyo para la recuperación económica. Si bien la tasa de morosidad sigue siendo muy elevada, su volumen está disminuyendo rápidamente: a finales de junio de 2019 disminuyó a 75.400 millones de euros, lo que representa una reducción de 13.500 millones o del 15% interanual.
Un factor clave para apoyar la recuperación económica será una rápida reducción de la morosidad a través de la titulización, lo que aliviará la carga de los balances bancarios. El alivio de capital asociado fortalecerá la capacidad de financiación del sector bancario nacional y ayudará a abordar la brecha de inversión inducida por la crisis que pesa sobre el potencial económico de Grecia.
2019-12-20 21:37:52