Estructurar una asignación a mercados privados en una cartera bien diversificada tiene varias ventajas en términos de diversificación y rentabilidad. Exige una disciplina de asignación a lo largo de los años para distribuir el riesgo acumulado y los flujos de efectivo. Creemos que también requiere flexibilidad de asignación táctica para capear un panorama de valoraciones en constante evolución. La adopción de una visión a largo plazo, la búsqueda de un proceso de inversión racional y el recurso a los mercados secundarios son consideraciones importantes.
Estrategias de mercados privados
En vista de sus positivas rentabilidades históricas, las estrategias de mercados privados han ocupado un lugar destacado en la lista de buenas noticias de los inversores. Sin embargo, tras un periodo sostenido de relajación a cargo de los bancos centrales y de tipos de interés bajos, la inflación de los precios de los activos está generando, como es natural, preocupaciones entre los inversores en materia de valoraciones. Creemos que es importante adoptar un enfoque activo a la asignación y ser muy selectivos en cuanto a oportunidades concretas, sobre todo en un entorno económico en fase avanzada.
En esta coyuntura, no queremos depender del apalancamiento financiero o de expansiones en los múltiplos para generar rentabilidad. Por el contrario, posicionamos nuestra cartera de cara a la creación de valor operativo y nos centramos en casos de crecimiento estructural. La calidad del equipo directivo de una empresa es, y seguirá siendo, un criterio clave en nuestra toma de decisiones.
Para alcanzar nuestros objetivos, buscamos constantemente la inversión de la mano de equipos de especialistas que hayan demostrado una sólida trayectoria en sus áreas de especialización. Su capacidad para capear la complejidad estructural y obtener ventajas en términos de información permite reducir los múltiplos de entrada. La capacidad para generar valor a largo plazo y posicionar un activo para una salida interesante complementa las fuentes de rentabilidad. Por estos motivos, percibimos mejor perfil de riesgo/remuneración de renta variable en el segmento de pequeñas y medianas empresas que se adquieren y reflotan, así como en situaciones de reestructuración sobre todo en Europa.
Estas características suelen encontrarse con mayor frecuencia en oportunidades más discretas, donde la información es menos transparente, los procesos están menos intermediados y la competencia es más limitada. Tenemos la suerte de poder aprovechar oportunidades lucrativas que los profesionales tradicionales de la asignación de activos pasan por alto debido a su tamaño, complejidad o difícil acceso al mercado.
El recurso a la protección
En una fase tardía del ciclo, gracias al impulso de unos niveles récord de apalancamiento y emisiones de deuda, también optamos por dotarnos de cierta protección frente a caídas y diversificación mediante la introducción de «situaciones especiales» y estrategias no correlacionadas en nuestra combinación de carteras. Buscamos, por ejemplo, oportunidades que consideramos más resistentes a un revés macroeconómico, como la financiación de litigios, las regalías o las estrategias de activos en dificultades.
Una de las claves de la inversión en el mercado privado es no caer en la trampa de la inercia. Solo porque una estrategia haya funcionado anteriormente no significa que vaya a ser adecuada en la próxima década. Es demasiado fácil olvidar las lecciones aprendidas en un ciclo anterior, sobre todo en un entorno en el que creemos que la falta de liquidez generará volatilidad, puesto que los bancos ya no actúan como creadores de mercado.
Con numerosos activos a precios razonables, elevados niveles de endeudamiento, escasa liquidez y un creciente dominio de las estrategias de gestión pasiva, las condiciones de mercado no están exentas de riesgos. No obstante, también generan una oportunidad muy interesante para las estrategias que aplicamos.
2020-01-08 15:55:28