¿Algo peor que la inflación?

Una tras otra las subidas de precios se suceden: los precios de los materiales de la reforma que planeábamos, el diésel del coche, el fertilizante del jardín, el cloro de la piscina, la luz…Además, parece que el fenómeno es global. Y sin embargo hay algo que aún parece no haber reaccionado mucho, ni en España ni fuera de ella – los salarios.

Esto es importante. Porque la teoría dice que si los salarios no se contagian (o como yo diría, que compensen parte del dolor de los particulares), entonces la inflación no es estructural, y debería ser transitoria.

Si la teoría es cierta, digo yo, será porque al no subir los salarios… hay un límite máximo a cuánto pueden pagar los consumidores, y el ciclo inflacionario se detendrá. ¡Aunque seguramente también se detenga el crecimiento!

La relación entre la teoría y práctica, tal vez se parezca en algo a la relación entre la macro y la microeconomía. Y cada vez más se empieza a ver en compañías concretas algo que puede ser preocupante, y refleja justo todo lo anterior.

Primero se vieron alzas de precios en los productos finales de muchas empresas. Por la gran recuperación de volúmenes tras la covid, y la respuesta no inmediata, los precios más elevados ayudaban a ajustar oferta y demanda. Muchas empresas vieron sus beneficios multiplicarse – menos mal, así podían recuperar parte de lo perdido, y continuar con su actividad y recuperar el empleo.

Después se empezó a ver compañías que discutían la subida del precio de sus materias primas, y cómo podría llegar a ser una amenaza para sus márgenes, si no lo podían repercutir a sus clientes. Mientras tanto, las disrupciones logísticas empeoraban. Algunos se fijaron en ellas por primera vez cuando el barco de container EverGiven se atascó en el Canal de Suez – un problema menor que otros en terminales asiáticas y estadounidenses.

El siguiente problema puede ser el más grave de todos: empiezan a romperse algunas cadenas de suministro, y con ello se romperán las cadenas de producción. Algunos componentes están dejando de llegar: todo el mundo sabe lo de lo chips. Pero también ocurre con el magnesio, el cristal, la madera para muebles, el carbón para generación eléctrica…y muchos otros. Y no es una cuestión de precio – simplemente, los componentes no llegan. Para muchas empresas y para muchos trabajadores esto es un problema grave. Se ve cuando se mira compañía a compañía. Los gastos fijos de estructura, alquileres, financieros no cesan. Y si no se puede mantener la producción, la disrupción puede amenazar los resultados a corto plazo, y en algunos casos la propia supervivencia.

Una situación de crisis semejante podría ser más dolorosa que la inflación para una sociedad como la nuestra, desacostumbrada a tomar decisiones difíciles y estructurales. Eso sería a nivel macro.

A nivel micro, las compañías más fuertes saldrán reforzadas, y las más débiles cederán terreno. Compañía fuerte significa que produce y vende algo que hace falta de verdad, que tiene asegurada su cadena de aprovisionamiento, que puede trasladar las subidas de precios necesarias y que cuenta con un balance y situación financiera a prueba de bombas.

El mercado reflejará los problemas y las oportunidades con eficiencia, pero no siempre con inmediatez, como de costumbre. Y como de costumbre, surgirán oportunidades para los que presten atención y hagan los deberes bien.

2021-10-29 11:20:55

Add a comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *