Hubo un tiempo en que la compañía finlandesa Nokia era la mayor cotizada europea y la novena a nivel mundial, superando los 200.000 millones de euros de capitalización bursátil. Fue en el año 2000, cuando estábamos en plena burbuja tecnológica y Nokia era el mayor vendedor de móviles del mundo. El resto de la historia ya la conocemos: una concatenación de malas decisiones que la llevó a pasar de una cuota de mercado a nivel global superior al 40% a estar cerca de desaparecer.
El sector tecnológico va a toda velocidad y eso obliga a las empresas a actualizarse constantemente. Mientras que Apple lanzó iOS y el resto de los principales competidores, liderados por Samsung y Sony Ericsson, se unieron a Android, Nokia sigo apostando por Symbian. Esta plataforma había sido la líder hasta la fecha, pero rápidamente se volvió obsoleta y difícil de utilizar para los desarrolladores de aplicaciones. Ni siquiera la alianza y posterior venta a Microsoft pudo evitar la caída.
No saber rectificar a tiempo le supuso un desplome superior al 95% desde sus máximos históricos. Tras esta caída, se vio obligado a reinventarse una vez más, centrando su negocio en infraestructuras de telecomunicaciones y redes móviles 5G. El sólido y progresivo crecimiento le ha permitido revalorizarse más de un 350% en la última década, un buen comportamiento que le ha servido para recuperar relevancia y que el próximo lunes 19 de septiembre entre dentro del Eurostoxx 50, el índice en el que cotizan las principales empresas de la eurozona.
Hay muchas razones para considerar a Nokia como una acción atractiva en el largo plazo más allá del buen desempleo de los últimos años. Actualmente es el tercer fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo y comercializa infraestructuras para todo tipo de redes fijas e inalámbricas, lo que representa más del 80% de sus ingresos. El resto viene de otros servicios que espera que se conviertan en otras de sus principales fuentes de ingreso, como el almacenamiento en la nube y tecnologías relacionadas con el internet de las cosas.
No obstante, este buen comportamiento podría verse alterado por la actual coyuntura económica, en la que la alta inflación y las progresivas subidas de tipos de interés amenazan la estabilidad económica. Sin embargo, hay que tener presente que opera en un mercado con pocos competidores debido a las altas barreras de entrada y que, además. la mayor parte de sus contratos son a largo plazo y ligados a la inflación.
Las infraestructuras para dar servicio a internet y a las redes son tendencias en crecimiento. De hecho, se espera que en un plazo de cuatro años el 60% de la población mundial tenga cobertura 5G y que el valor de este mercado supere los 667.000 millones de dólares. A pesar del aumento del coste del dinero, tiene una buena calificación crediticia y el suficiente dinero en caja para ser agresiva si se presentan oportunidades de crecimiento.
Nokia cree que podrá seguir creciendo a un ritmo más rápido que sus competidores durante los próximos años, aunque para ello deberá seguir invirtiendo en investigación y desarrollo para conseguir nuevas patentes. Para tratar de amortiguar los problemas con las cadenas de suministro y lograr una mayor independencia ha establecido nuevas alianzas con otros distribuidores y está trabajando en desarrollar sus propios microchips.
Por otro lado, una de sus mayores fortalezas es la capacidad para lograr un aumento en los márgenes en la mayor parte de sus servicios. De hecho, desde finales de 2020 ha logrado incrementar constantemente la rentabilidad en un 5,7% de media. Actualmente cotiza con un PER 17,45, muy por debajo del resto de sus principales competidores. También esperan que incremente su política de dividendo, lo que hará que sus acciones sean más atractivas para los inversores.
En los momentos actuales, los inversores tratan de buscar acciones que puedan seguir creciendo a pesar de las circunstancias del mercado. Aunque no hay ninguna compañía inmune a una recesión, Nokia podría comportarse mejor que la media del mercado. La mayor parte de las casas de análisis mantiene una valoración de compra en la compañía y fijan el precio objetivo entre los 6,5 y los 7,5 euros por acción, lo que supone un potencial entre el 30% y el 50% sobre los precios actuales.
2022-09-14 08:27:38