En SIX, el tercer mayor grupo de mercados financieros de Europa del que forma parte BME, nos gusta decir que el futuro de las finanzas es ahora. No es un eslogan o una frase hecha, sino una declaración de intenciones, un compromiso claro y la constatación de una realidad. A menudo se habla de cómo será el porvenir o de las tecnologías que llegarán como si fueran algo muy remoto, casi de novelas de ciencia ficción, algo incierto que vendrá en algún momento lejano. Lo cierto es que el mundo en el que vivimos es ya digital y está marcado por la revolución tecnológica, lo percibimos en nuestra vida cotidiana. En los mercados financieros lo sabemos bien y estamos listos para ser actores protagonistas y no simples testigos de ese futuro de las finanzas que ya se está escribiendo hoy.
Eso de abanderar los avances tecnológicos no es precisamente una novedad para las Bolsas. El espíritu innovador está en nuestro ADN, como acreditan la centenaria historia de los mercados financieros, que es una historia de constantes cambios: de las órdenes a viva voz a la negociación electrónica, del modelo más tradicional y rudimentario en toda la cadena de valor al uso de tecnologías punteras como la DLT, cada vez más presente en nuestro día a día. Como dijo Heráclito hace más de dos milenios, lo único constante es el cambio.
La digitalización tiene la capacidad de ser disruptiva, plantear nuevos modelos de negocio y nuevos servicios y revolucionar la práctica totalidad de los sectores de actividad. Su objetivo principal debe ser siempre hacernos la vida más fácil. Esto, en lo que respecta a los mercados financieros, significa que nos permite atender mejor las necesidades de nuestros clientes. La tecnología no puede en ningún caso hacer más frías o distantes las relaciones humanas, sino que ayuda a reforzarlas y mejorarlas. Nos permite estar más cerca que nunca de los inversores y las empresas, lo que nos ayuda a ofrecer mejores servicios y a afrontar el futuro con la mente abierta.
Modernidad y seguridad
Otro aspecto relevante de la digitalización es el reto de combinar la seguridad que aportamos los mercados regulados con las ventajas de la digitalización. Es importante no tomar atajos y que los nuevos entornos digitales no se consideren menos seguros o más arriesgados. Para ello, las Bolsas reguladas estamos llamadas a desempeñar un rol central, porque la digitalización agiliza procesos y permite invertir en nuevos activos, pero todo ello debe ir de la mano de la transparencia, la certidumbre y la seguridad que siempre han aportado y aportarán los mercados financieros regulados.
La digitalización, ya digo, no es algo que está por llegar, sino que se encuentra en nuestra vida diaria. El año pasado, por ejemplo, realizamos desde BME, a través de Iberclear, junto BBVA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la primera emisión en España de un bono listado en un mercado regulado y registrado en tecnología blockchain. También trabajamos en proyectos como la creación de una plataforma que facilite la financiación de pymes mediante la emisión de instrumentos representados en forma de activos digitales. Y, por supuesto, no dejamos de analizar aplicaciones disruptivas de la tecnología, desde el dinero digital a la Inteligencia Artificial.
El futuro de las finanzas es ahora, en efecto, y está en nuestras manos que traiga consigo una modernización de los mercados financieros que repercuta de forma positiva en los inversores, las empresas y la economía en su conjunto.
2023-10-30 11:04:31