De acuerdo con esta narrativa, los banqueros centrales lograran doblegar la inflación sin desencadenar una recesión. ¡¡¡¡Ojalá un balón de rugbi botara recto!!!! Raramente lo hace. Sin menospreciar las posibilidades de que se produzca un aterrizaje suave de las economías, cuanto menos parece voluntarista.
Las perspectivas del mercado laboral en USA se están debilitando y el impulso del gasto de los consumidores se está desvaneciendo. El ahorro acumulado durante la pandemia se está agotando, y el empuje fiscal también, mientras que las condiciones financieras se están endureciendo, lo que provocará una recesión moderada al otro lado del Atlántico.
En Europa, el endurecimiento de las políticas monetarias, el shock de los precios de la energía y la debilidad de la situación mundial se están combinando para inclinar a la economía de la eurozona hacia recesión. La principal economía de la eurozona, Alemania, ya lo está. Los factores que frenan a Alemania incluyen la débil demanda de China, la escasez de trabajadores calificados y los efectos persistentes de la crisis energética combinados con una inflación pegajosa que está frenando la demanda interna. Y es que, es probable que la economía china siga en punto muerto en 2024, o incluso se vea debilitada por los vientos en contra de su sector inmobiliario.
Respecto a la inflación, mantenemos la idea de que la “Ultima Milla” será más difícil de conseguir. El ritmo de las caídas en 2024 debería ser mucho más gradual. Vemos una inflación cercana pero no del todo al objetivo de los principales Bancos Centrales. Sabemos por experiencia previa que, después de un período de alta inflación, pueden pasar varios años hasta que la inflación vuelve a caer a niveles bajos debido a los efectos de segunda vuelta, como las espirales de precios y salarios. La batalla contra la inflación no está ganada, pero la tendencia corre a favor de los bancos centrales. El coste de esta victoria ha sido la desaceleración económica.
Con este panorama, nuestra hipótesis para 2024 es que asistiremos a una recesión moderada y cíclica. Seguimos pensando que se aproxima una recesión, más común en ciclos anteriores de lo que hoy los inversores perciben, y la cuestión es que simplemente existe un retardo entre el endurecimiento de la política monetaria y los efectos sobre la economía real. En este sentido, la inflación ya ha comenzado a descender, pero los tipos de interés seguirán altos durante más tiempo hasta que surjan señales claras de que se alcancen los objetivos de los banqueros centrales.
Después, bien entrado el 2024, los bancos centrales recortarán los tipos a medida que el golpe al crecimiento se haga evidente.
Una vez avanzada nuestras perspectivas económicas, y con la convicción de que el papel de los bancos Centrales será clave en la evolución de los activos, analicemos como debemos afrontar 2024.
Durante los últimos meses de 2023, todo lo que podía salir bien ha pasado. Fin del ciclo alcista en los tipos, inflación a la baja y previsión de bajadas de tipos en 2024/2025.
Con este panorama macroeconómico, y opinión de que los mercados han descontado con demasiado optimismo futuros recortes de tipos, queda por fijar nuestra distribución de activos, que podemos resumir en sobreponderar renta fija, e infraponderacion en renta variable. Profundizamos brevemente en los activos.
Sobre lo que no tenemos dudas, es que los rápidos aumentos de los tipos en renta fija han revitalizado el papel tradicional de los bonos. En nuestra opinión, los inversores deben volver a participar en los posibles beneficios estratégicos de la renta fija y asegurar un flujo de efectivo futuro predecible. Es el momento de empezar a buscar soluciones de inversión más allá del simple corto plazo, que complementen el refugio que ofrecen los mercados monetarios en estos momentos para los inversores. Las estrategias muy sesgadas a mantener altos niveles de efectivo deben de ser tácticas. Aspiremos a más. Llega el momento de reconstruir posiciones, todavía duraciones reducidas. Este jugador que llevaba mucho tiempo en el banquillo vuelve al campo de juego, ayuda a equilibrar las carteras y a hacerlas menos volátiles y más predecibles.
En renta variable, de momento es mejor ser cautos. Es posible que las fuertes y continúas subidas de tipos, acaben desencadenando subidas bruscas de volatilidad de los mercados bursátiles. Los descuentos actuales no reflejan los riesgos que enfrentan las ganancias y los márgenes de las acciones. La valoración es una guía particularmente poderosa en los extremos. La valoración es útil porque es el único motor de rentabilidad de las acciones que no es necesario pronosticar. ¿Y en que punto estamos hoy?. Actualmente el CAPE (también conocido como índice Shiller P/E, es un acrónimo de índice precio-beneficio ajustado cíclicamente) del SP500 está cercano a 30, lo que supone que la expectativa de retornos para los próximos años se sitúe muy cerca de cero. Sin embargo, pese a que los índices bursátiles se encuentren en general caros o cuento menos ajustados, si observamos grandes oportunidades que debemos aprovechar en sectores como Consumo Estable, Communication Services, Utilities, Real State, y especial atención a los sectores que son proxy de bono, por ejemplo, redes de transmisión de electricidad e incluso en telecoms.
2024-01-17 12:08:55