La divergencia ha vuelto. ¿Nuevas oportunidades para los multiactivos?

Opinión de Gregor M.A. Hirt, CIO global de Multiactivos de Allianz GI y Nicolas Hengstebeck, responsable global de especialistas de producto de Multiactivo de Allianz GI.

El aumento de la divergencia en la rentabilidad de las distintas regiones, clases de activos y sectores está ampliando el abanico de oportunidades para las estrategias multiactivo. El enfoque dinámico intrínseco a estas estrategias puede convertirlas en una parte esencial de las herramientas de los inversores durante este periodo de incertidumbre macroeconómica.

Dado que los inversores prevén un entorno de mercado más homogéneo, pero con unas perspectivas económicas globales que siguen siendo desafiantes, creemos que la capacidad de las estrategias multiactivo para identificar y obtener posibles rentabilidades adicionales está aumentando una vez más.

Ahora que en gran medida hemos dejado atrás el efecto “arrollador” de las subidas de tipos, esperamos que en los próximos meses aumente la dispersión de rentabilidades entre regiones, clases de activos y sectores, a medida que las perspectivas económicas diverjan y las correlaciones habituales se restablezcan.

Sin embargo, dado que la incertidumbre sigue siendo elevada, la diversificación de las estrategias multiactivo (junto con sus capacidades de gestión del riesgo, como las estrategias de opciones, las posiciones cortas y las alternativas líquidas) también podría ser fundamental para mitigar nuevos episodios de volatilidad en 2024.

Divergencia regional: EE.UU., Europa y China siguen caminos diferentes

A medida que el ciclo de endurecimiento monetario avanza, las perspectivas de las principales economías divergen ya que los países se enfrentan a diversos retos y responden a ellos de distintas maneras. Tras meses en los que los principales bancos centrales han adoptado prácticamente la misma estrategia para controlar la inflación, cada vez son más evidentes las diferencias en la forma de responder a los nuevos datos.

Quizá la diferencia de estrategia más marcada se observe entre EE.UU. y la zona euro. Tras haber llevado a cabo una política monetaria más agresiva que el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) ha ralentizado su ritmo de subidas de los tipos, incluso cuando la economía ha mostrado signos de recuperación tras su debilidad de principios de año. Por el contrario, el BCE ha prolongado su ritmo de ajuste ante la rigidez de la inflación subyacente. Mientras que la Fed parece dispuesta a permitir que la economía vuelva a situarse en el objetivo de inflación, el BCE parece que adoptará un enfoque más conservador para combatir la
inflación en los próximos meses.

En el caso de China, la situación económica actual es tan compleja que el Banco Popular de China (PBOC) se ha visto obligado a relajar su política monetaria. En China, el sector inmobiliario, que se ha visto muy afectado, sigue representando alrededor del 25% del PIB del país, lo que indica que, si bien los precios han caído significativamente desde su máximo y las ventas se han desplomado todavía hay potencial para un mayor desapalancamiento. Esto, unido a los amargos recuerdos de los confinamientos derivados de la COVID-19, ha sumido a los inversores del país en una crisis de confianza, con el consiguiente aumento continuado de las tasas de ahorro. El PBOC y las autoridades chinas tienen que hacer un ejercicio casi de malabarismo: reorientar la economía hacia sectores clave como la tecnología, la inteligencia artificial y las energías renovables y, al mismo tiempo, apoyar al sistema bancario, del que probablemente se espere que absorba parte de las pérdidas procedentes del sector inmobiliario.

El hecho de que EE.UU. y Europa estén atravesando un ciclo de ajuste desincronizado, mientras que China se encuentra en una fase de relajación económica pronunciada, es un claro ejemplo de la mayor divergencia económica que esperamos ver en el futuro. La fragmentación geopolítica, favorecida por la “deslocalización” y la “localización” de las cadenas de suministro tras la pandemia, puede impulsar aún más esta disociación económica.

De cara al futuro, somos conscientes de que la divergencia regional se traduce en una mayor dispersión de los resultados en los mercados de activos, lo que para los inversores multiactivo supone una oportunidad para buscar puntos de rentabilidad positiva.

En renta fija, el ciclo de fuertes subidas de tipos ha devuelto el atractivo a segmentos refugio como los bonos del Tesoro estadounidense. Los rendimientos de la deuda pública han tocado máximos de varios años ante la expectativa de que la Fed mantenga los tipos de interés al alza durante un periodo prolongado para luchar contra la inflación.

Dado que esas expectativas se están moderando, pero el riesgo de recesión sigue presente, creemos que el telón de fondo es favorable para los bonos del Tesoro. En cambio, los diferenciales del alto rendimiento estadounidense no dejan mucho margen de protección si el crecimiento sigue deteriorándose y aumenta la volatilidad.

Creemos que el entorno de mercado relativamente más homogéneo es, en general, una buena noticia para las estrategias multiactivo de cara a 2024. El reajuste de los rendimientos de la renta fija, pendiente desde hace tiempo, combinado con la probabilidad de una mayor divergencia por regiones, clases de activos y sectores, puede allanar el camino para un enfoque más activo de la gestión de activos, en el que pueden surgir oportunidades de alfa.

2024-02-08 12:00:05
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