Cuando el sábado por la mañana, los miembros del consejo de administración del teleoperador se levantaron, pocos podían esperar la jornada maratoniana que les esperaba y, sin embargo, la tormenta se había comenzado a fraguar horas antes.
El viernes por la tarde José María Álvarez-Pallete, hasta ese momento presidente de Telefónica, fue convocado a una reunión de urgencia en Moncloa.
Manuel de La Rocha, secretario de Asuntos Económicos del Gobierno, ejerció de anfitrión y estuvieron presentes representantes de Criteria, el holding de CaixaBank, y de Saudí Telecom, principales accionistas de la compañía junto a la SEPI.
En el encuentro, que se produjo a las 17:30 de la tarde, informaron al expresidente de la multinacional que le quedaba poco tiempo en el cargo, y que el nuevo accionariado quería a alguien que les representase mejor.
Ya había un nombre en mente: Marc Murtra, que un día después sería confirmado como nuevo máximo dirigente de Telefónica. Todo ello tras el consenso de Gobierno y saudíes y con el visto bueno de Isidro Fainé, vicepresidente de Telefónica y presidente de Fundación La Caixa, de la que Murtra es patrono.
Pallete no solo no se opuso sino que aceleró su salida indicando que cuanto antes, mejor. Y así, se consumó su cese el sábado en un consejo de administración extraordinario que aceptó su dimisión.
Curiosamente, en la reunión que propició el cambio no hubo ningún representante de la SEPI. Tampoco grandes explicaciones. Aunque el descalabro en el precio de la acción, que pasó del entorno de los 9,5€ cuando se hizo con el mando a los 3,97€ del pasado viernes, minutos antes de la reunión que estaba teniendo lugar, era una de las excusas esgrimidas.
Sombras en Bolsa
Precisamente, una de las principales sombras del mandato de Pallete ha sido la falta de seducción del inversor. En cambio, es uno de los puntos fuertes del nuevo presidente, Marc Murtra. Éste ha duplicado el precio de la acción de Indra en los tres años y medio que lleva al frente de la tecnológica, y además es un hombre de confianza del Gobierno.
Más allá de estrategias bursátiles, los expertos tienen claro que tras este juego de la silla empresarial, hay un movimiento estratégico de gran calado. Es un secreto a voces que desde Moncloa buscan el control de Indra.
La SEPI ya cuenta con una parte importante del accionariado de la empresa y, desde el Gobierno, quieren propiciar una fusión total o parcial con la empresa de defensa, potencialmente a través de Minsait que aún busca comprador.
Un paso más en la política gubernamental de proteccionismo de las que considera empresas clave y para las que ha diseñado dos estrategias básicas: la participación directa en el accionariado, como en el caso de Telefónica e Indra, o a través de operaciones de bloqueo, como la que llevó a cabo en Talgo para frenar la entrada de capital extranjero.
Por su parte, Indra, ante la salida inminente de Murtra, se ha visto obligada a mover ficha y ha puesto al frente de la compañía a Ángel Escribano, el accionista privado con mayor participación y sólo por detrás de la propia SEPI. Uno de los desafíos a los que tendrá que hacer frente será el desarrollo del reciente plan estratégico con el Gobierno como socio.
Ahora, como en cualquier cotizada, habrá que esperar un mínimo de 30 días a que se convoque una junta extraordinaria de accionistas que ratifique los nombramientos en ambas compañías.
De momento, a la apertura de la Bolsa este lunes, las acciones de Telefónica han comenzado a la baja mientras las de Indra continúan su tendencia alcista.
