La mayoría de los encuestados (79%) sostiene que los factores ESG no afectarán negativamente el rendimiento a largo plazo.
Dirigentes Digital
| 15 ene 2024
En 2022, se observó un fuerte descenso de la inversión ESG en las carteras de los planes de pensiones debido incremento en la inflación a nivel global y la invasión rusa de Ucrania generó turbulencias en los mercados financieros. La inversión en criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) experimentó caídas relacionadas con las condiciones del mercado, evidenciando que no está exenta de las tendencias del mismo. Un 63% de los encuestados por Amundi (158 planes de pensiones) enfrentaron inversiones sectoriales inoportunas, ya que los valores energéticos prevalecieron sobre los objetivos de descarbonización. Además, el 53% expresó preocupación por la respuesta política ante temas ESG en los Estados Unidos, el principal mercado de fondos a nivel mundial.
A pesar de estos desafíos, existe consenso en que, como estrategia, la ESG experimentará contratiempos periódicos debido a dinámicas mayores que tienen poco que ver directamente con la inversión ESG en sí. La mayoría de los encuestados (79%) sostiene que los factores ESG no afectarán negativamente el rendimiento a largo plazo.
En consecuencia, el interés por la inversión ESG permanece sólido y se espera que esta estrategia continúe arraigándose en el ámbito de las pensiones. En los próximos tres años, el 53% de los encuestados anticipa un aumento en la proporción de inversión ESG en sus carteras activas, mientras que el 49% espera un incremento en sus carteras pasivas.
Según Vincent Mortier, Director de Inversiones del Grupo Amundi: “Incluso el observador más casual de los mercados sabrá que 2022 fue un año difícil, pero a pesar del impacto en las estrategias ESG, es alentador ver tanto optimismo por parte de los inversores institucionales. La encuesta de este año revela un panorama positivo y un sólido apetito ESG por parte de los planes de pensiones, y no debemos subestimar el poder de este grupo para mover la aguja cuando se trata de lograr un impacto”.
Un aspecto distintivo en la evolución de la inversión socialmente responsable hacia la inversión ESG es el enfoque dual: buscar rentabilidad financiera y, al mismo tiempo, generar un impacto positivo en la sociedad en general. Según uno de los participantes encuestados: “Buscamos pruebas evidentes de que nuestras inversiones ESG generan buenos rendimientos financieros y al mismo tiempo tienen un impacto social positivo”. Para lograr esta dualidad en sus carteras, los encuestados han destacado dos conjuntos de objetivos.
El primer grupo se centra en los fundamentos de la inversión: minimizar los riesgos asociados con los factores ESG (57%), aumentar la rentabilidad de las oportunidades relacionadas (53%), buscar beneficios tanto sociales y ambientales como financieros (51%), y reducir la volatilidad de la cartera (34%). Es importante señalar que solo el 14% está dispuesto a perseguir objetivos ESG a expensas de la rentabilidad de la cartera.
El otro grupo aborda cuestiones secundarias, como el equilibrio entre los pilares E, S y G (49%) y la reducción de los riesgos operativos y de reputación (34%).
El profesor Amin Rajan, de CREATE-Research, quien dirigió el proyecto, destaca: “La inversión ESG ha evolucionado: ahora estamos asistiendo a la aparición de una versión más sólida centrada en los resultados y las responsabilidades del mundo real, además de en la rentabilidad financiera. Este cambio marca un momento decisivo en la próxima etapa de la inversión ESG y que destaca su firme lugar en el centro de las carteras de pensiones”.
Los mercados de capitales están experimentando transformaciones, donde los beneficios ya no son el único objetivo. Las empresas deben ahora promover los intereses de accionistas, empleados, clientes y comunidades. Las estrategias predominantes adoptadas por los planes de pensiones para mejorar los intereses de las partes interesadas incluyen el stewardship y el proxy voting (68%), la inversión en empresas líderes con altas calificaciones ESG o en proceso de mejora (56%), la integración de factores ESG en el proceso de inversión (52%), la exclusión de empresas con calificaciones ESG deficientes (41%) y la inversión de impacto (35%).
La política climática también ejerce una influencia significativa. Dos desarrollos políticos clave son la Ley de Protección contra la Inflación en EE.UU. y el programa “Fit for 55” en la UE. Iniciativas de colaboración sectorial, como la “Net Zero Asset Owner Alliance” y la “Net Zero Asset Managers Initiative”, se espera que impulsen aún más este impulso. En la actualidad, la mitad de los planes de pensiones tienen una estrategia de emisión neta cero, y uno de cada cuatro informa que está “trabajando en ello”.
Según Monica Defend, Directora del Amundi Investment Institute: “En los últimos 12 meses, hemos asistido al anuncio de una serie de nuevas iniciativas normativas y políticas en todo el mundo, como la IRA en EE.UU., y el Plan RePowerEU y la Ley de Industria Net Zero en Europa. Los gobiernos y los reguladores desempeñan un papel importante en el impulso de la inversión ESG. Desde aumentar la transparencia hasta ayudar a los mercados a fijar el precio de los riesgos y las oportunidades, esperamos que los responsables políticos sigan avanzando en la agenda ESG”.
La preferencia principal para alcanzar el objetivo climático de Net Zero en 2050 se inclina hacia la renta variable (50%), debido a su capacidad para gestionar stewardship y proxy voting, ofrecer liquidez inmediata y dirigirse fácilmente a modelos de negocio ESG. Los bonos ocupan la segunda posición (41%), especialmente los bonos verdes, sociales y sostenibles. Los activos alternativos se sitúan en tercer lugar (38%), destacando infraestructuras verdes, edificios ecológicos, fondos de capital riesgo e inversión, y deuda privada.
La inversión temática y los criterios de selección de gestores muestran avances notables en inversión ESG. A medida que los inversores avanzan en su comprensión de ESG, se evidencian compensaciones entre los pilares E, S y G, y surge un enfoque más detallado.
Dentro de cada pilar, destacan temas específicos. En medio ambiente, el cambio climático y las emisiones de carbono son prioritarios (63%). En lo social, el compromiso de empleados y normas laborales (57%) lideran, y en gobernanza, la remuneración vinculada a resultados ESG (61%) es crucial.
En la selección de gestores externos, los criterios se dividen en calificadores y diferenciadores. Los calificadores incluyen una estructura de comisiones value-for-money (58%) y valores ESG arraigados en la cultura corporativa (56%). Los diferenciadores incluyen un historial en el cumplimiento de objetivos ESG (67%), compromiso y voto (65%), un pool de talento extenso (63%) y liderazgo intelectual respetado (57%).