Escasas horas nos separan ya del resultado definitivo de las elecciones de Estados Unidos y, aunque la demócrata parece imponerse al republicano el porcentaje que los separa y el desarrollo de los acontecimientos y el cruce de acusaciones durante la campaña enturbian asimismo el horizonte político… Recuerdan no pocos analistas los enfrentamientos judiciales que resultaron […]
Dirigentes Digital
| 08 nov 2016
Escasas horas nos separan ya del resultado definitivo de las elecciones de Estados Unidos y, aunque la demócrata parece imponerse al republicano el porcentaje que los separa y el desarrollo de los acontecimientos y el cruce de acusaciones durante la campaña enturbian asimismo el horizonte político… Recuerdan no pocos analistas los enfrentamientos judiciales que resultaron de los comicios de 2000 y sus consecuencias, sobre todo, teniendo en cuenta que el magnate ha dejado entrever que quizá no se conforme con un recuento que no le sea favorable… Lo sucedido entonces, recuerda Paul Asworth, de Capital Economics, “sugiere que la incertidumbre podría subsistir más de un mes y eso pesaría mucho sobre la renta variable”. Tampoco está del todo satisfecho con una victoria incontestable de Clinton: “Probablemente desencadene una escalada bursátil, pero podría no durar. Como presidenta, vería obstaculizada su carrera por las continuas investigaciones sobre su conducta y estaría presionada por el ala ‘izquierda’ de su partido para ser más dura en cuestiones comerciales, de regulación financiera y fiscal”. En lo que respecta a Trump, “probablemente no impondría grandes aranceles a las importaciones de China y México de forma inmediata. Ahora bien, “el riesgo de una ‘guerra comercial’ durante todo su mandato estaría ahí”. Al mismo tiempo, esperan que los recortes de impuestos prometidos “se redujeran significativamente”. “El presidente más impredecible en generaciones” Pero es precisamente la imprevisibilidad del candidato republicano, a pesar de que estuviera controlado por el Congreso y de que se reduzcan sus propuestas, la que preocupa al mercado ante estas elecciones. Su retórica le sitúa “como el presidente más impredecible en generaciones”, alerta James Butterfill, director de análisis y estrategias de inversión en ETF Securities. Por eso, la firma cree que su victoria podría impulsar al oro un 10% al alza (mientras que la de Clinton traería pérdidas de hasta el 6% para el metal precioso). Con todo, reconocen que el compromiso de ambos con grandes planes de infraestructuras incrementará el déficit y la inflación, lo que sería positivo para este activo. Mientras, la renta variable, estima el Departamento de Análisis de Bankinter, podría recortar un 5% adicional si gana Trump, o ganar entre un 3% y un 5% si se impone la demócrata. La firma recuerda que “el pasado reciente nos ha demostrado dos cosas: que los desenlaces políticos improbables son menos improbables de lo que se cree. El Brexit es el mejor ejemplo reciente de esto. Y que cuando el desenlace improbable sucede hay un shock brusco, pero se corrige enseguida”. Así, su consejo es “acompañar al mercado y reducir exposición solo en caso de que su reacción a las elecciones sea dura y continuada. Pero no anticipar, sino acompañar”. Ahora bien, sea cual sea el resultado, “caerán dólar y bonos”, porque la Reserva Federal (Fed) “subirá tipos en diciembre”. Resaca electoral y algo más… Coincide Christophe Bernard, director de estrategia en Vontobel AM, al señalar que consideran “inapropiado implementar una postura excesivamente cauta en las carteras. Nos mantenemos neutrales en renta variable y hemos elevado nuestra posición de efectivo. También mantenemos una exposición significativa al oro y a deuda gubernamental con protección a la inflación, lo que creemos que debería ofrecer una diversificación apropiada”. Si bien, cauto, reconoce que “se necesita vigilar de cerca los acontecimientos y mantener la flexibilidad en el posicionamiento de la cartera. Por ejemplo, en el caso de un resultado muy ajustado en las elecciones, no se puede descartar que uno de los candidatos solicite un recuento”. La clave para Luke Hickmore, gestor de renta fija en Aberdeen AM, es “la composición de la Cámara de Representantes (…) Hemos visto cómo en la última legislatura se han obstaculizado las políticas de Obama. Cualquier candidato podría enfrentarse a la misma lucha”. Y recuerda que más allá del resultado: “La volatilidad no va a desaparecer. Una vez que hayan pasado las elecciones estadounidenses, los inversores comenzarán a preocuparse por la reunión de la OPEP a finales de mes, por el referéndum constitucional en Italia a principios de diciembre y por el encuentro de la Fed del próximo mes. Por no mencionar qué hacer mientras nos acercamos rápidamente al final del QE y de cualquier tipo de herramienta política útil”. Invertir gane quien gane “¿Clinton o Trump? Ninguno será mejor presidente que otro”. Así de tajante se muestra Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank. Si gana la primera, afirma, será la presidenta con “menos simpatizantes de la historia y dudo que sus políticas sean buenas para el país. Más políticas tipo Barack Obama no es lo que el mundo necesita (…) ha gobernado una economía que creó más empleos, pero menos valiosos, y el crecimiento durante su mandato fue más bajo que nunca, con la mayor creación de deuda”. Si es el republicano el que se impone, “llegaremos rápidamente a una agitación política masiva, ya que el final del monopolio demócrata en la política cambia hacia una agenda social contra la globalización, apertura y comercio…” En este contexto, el jefe de estrategia macro global del banco, Kay Van-Petersen, se queda con que gane quien gane estas elecciones “lo que sí sabemos con certeza es que gastaran mucho dinero (quizá Trump lo hará en mayor medida que Clinton). Estados Unidos necesita una inversión y mantenimiento urgente de la mayoría de sus infraestructuras por todo el país”. Por este motivo, creen “que los sectores de construcción, materiales, industrias, etc., se beneficiarían con el aumento del gasto en infraestructura. Habrá una demanda enorme dado el desarrollo de infraestructura necesario, por lo que también podría tener implicaciones clave para el carbón, productores de mineral de hierro y acero del mundo”. Además, a largo plazo, “la estrategia estructural más fácil de acordar es que una victoria de Trump o Clinton será bajista para los bonos del gobierno de Estados Unidos, elevando los rendimientos no sólo allí, sino a nivel mundial”.