El Fondos Monetario Internacional (FMI) apuntaba la pasada semana a una mejora en las previsiones de crecimiento para España. En concreto, el organismo dirigido por Christine Lagarde apuntaba a que el PIB de España crecerá un 2% durante este 2015 y un 1,8% durante el próximo año. A pesar del optimismo del FMI, lo peor […]
Dirigentes Digital
| 26 ene 2015
El Fondos Monetario Internacional (FMI) apuntaba la pasada semana a una mejora en las previsiones de crecimiento para España. En concreto, el organismo dirigido por Christine Lagarde apuntaba a que el PIB de España crecerá un 2% durante este 2015 y un 1,8% durante el próximo año.
A pesar del optimismo del FMI, lo peor aún no ha pasado. La recuperación no es un fenómeno instantáneo, por mucho que quieran hacernos creer lo contrario. Y aunque los indicadores y las previsiones económicas apunten a un mayor crecimiento durante los próximos años, lo cierto es que dejar atrás la crisis le va a costar a España un poco más.
La entidad financiera, que elabora su propio índice de confianza, ha constatado que el 57,1% de los inversores consultados consideran que la economía española no alcanzará niveles previos a la recesión hasta 2018.
¿Cambio de tendencia?
En concreto, el índice de confianza del inversor se pasa a terreno negativo durante el cuarto trimestre de 2014 tras caer 0,31 puntos. Aunque este cambio puede ser preocupante ya que el indicador llevaba más de un año en positivo, JP Morgan insiste en que no se puede anunciar un cambio de tendencia hasta que no se conozcan los datos del próximo trimestre.
La encuesta, realizada por al entidad estadounidense a casi 1.500 inversores españoles, también se hace eco de que las expectativas de recuperación de la economía están estancadas. En este sentido, el 26% de los encuestados considera que el PIB va a bajar en los próximos seis meses frente al 51,7% que opina que los mercados mantendrán la cota durante este semestre.
¿Rentabilidad o seguridad?
JP Morgan también ha tenido en cuenta las preferencias del inversor en su encuesta de la que se traduce que el 36,5% prefiere una menor rentabilidad para "no perder dinero", frente al casi 14% que muestra un perfil de riesgo al decantarse por la "máxima rentabilidad".