Irlanda ha sido la última en acudir a las urnas y la cita, tal y como se esperaba, se ha saldado sin un vencedor claro, como en Portugal o en España antes. Grecia si logró un ganador claro hace ya un convulso año, pero eso no la salvó de un tercer rescate. De momento, la […]
Dirigentes Digital
| 02 mar 2016
Irlanda ha sido la última en acudir a las urnas y la cita, tal y como se esperaba, se ha saldado sin un vencedor claro, como en Portugal o en España antes. Grecia si logró un ganador claro hace ya un convulso año, pero eso no la salvó de un tercer rescate. De momento, la única que se salva, igual que ha conseguido evitar la ‘asistencia financiera externa’, es Italia, quizá porque la política transalpina siempre ha sido un tremendo galimatías…
Dublín, como ahora Madrid o antes Lisboa se enfrenta al incierto periodo de negociaciones para formar Gobierno (y a que éste reciba el visto bueno del mercado…). Pero… "si bien los resultados no concluyentes de las elecciones en España y Portugal podrían haber hecho mella en la confianza en sus economías, Irlanda parte de una base más sólida. De hecho, los primeros indicadores sugieren que ha tenido un comienzo de año positivo", indica Capital Economics.
Es más, añaden estos expertos, las pocas probabilidades del partido antiausteridad irlandés "sugieren que el riesgo de un sell off en la deuda soberana es más pequeña". Ahora bien, esta firma prevé una desaceleración de la actividad, ante un incremento del ajuste fiscal y el propio debilitamiento de la economía global. Así, prevén que el PIB ascienda un 4,5% más sostenible este año, lejos del 7% de 2015. "Seguirá siendo la tasa más rápida de la Zona Euro y la pérdida de momentum podría ser positiva si se reduce la presión en el mercado inmobiliario", añaden.
"Aunque ha rechazado la coalición gobernante, el electorado no ha ofrecido ninguna alternativa viable", señala Bank of America Merrill Lynch. No será fácil formar un ejecutivo estable y "esto probablemente complique su situación", pues el proceso podría alargarse.
Así, la entidad estadounidense cree que "la volatilidad probablemente aumente en sus bonos en las próximas semanas", por lo que reiteran el posicionamiento neutral que mantienen desde que comenzara 2016. Con todo, a más largo plazo, creen que el impacto económico será "limitado". Pues el Estados está "bien financiado y tiene una reserva de caja saludable", quizá sea un riesgo la fiscalidad, pero sin giros bruscos en el crecimiento hay espacio".
Mientras tanto, Jennifer McKeown, economista senior para Europa de Capital Economics, apunta que en España, el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos "no garantiza la formación de gobierno y podría haber nuevas elecciones en poco tiempo". Destaca que "si bien la economía ha resistido la incertidumbre bien por el momento, hay señales ya de un daño a la confianza que podría contribuir a una desaceleración este año".
Y Link Securities asegura que en estos momentos, sólo hay dos opciones: una gran coalición de gobierno (con importante presencia de independientes) u otros comicios. Este segundo supuesto, señalan, sería "muy negativo para la economía del país y para sus mercados financieros, ya que tanto particulares como empresarios podría comenzar, si no lo han hecho ya, a retrasar decisiones de compra y/o inversión".
Poco después de los comicios lusos, desde Citi escribían: "Al final, estar en el euro impone la necesidad de seguir con ajustes y reformas. Y ya comprobamos con Grecia como, hasta los partidos más radicales, finalmente se adaptan a las contrapartidas exigidas para mantenerse en el euro. Pero, Grecia no es Portugal. En el caso de Portugal, por ejemplo, aún tiene acceso a la financiación del mercado. Y el Eurosistema (incluido entonces no sólo el Banco de Portugal como el BCE) compra papel en el mercado de forma casi automática. Esto no ocurría en el caso de Grecia, que pedía un acuerdo de financiación europeo, cuando Portugal lo ha superado (pese a que mantiene aún el soporte europeo más de 78.000 millones). ¿Puede haber otros paralelismos? Al margen de la deuda y problemas de competitividad, debilidad del sector financiero, está el rating. ¿Qué pasaría si Portugal finalmente pierde el acceso a la financiación del mercado? en este punto sí volveríamos a valorar a Grecia como ejemplo. Naturalmente, esto no va a ocurrir".