La formación de la región de la moneda única ha sido uno de los proyectos políticos y económicos más ambiciosos de la historia. De hecho, se llegó ver a la zona como un fuerte competidor para Estados Unidos… Sin embargo, a medida que navegaba a través de la crisis y la recesión, la tan alabada […]
Dirigentes Digital
| 30 ene 2015
La formación de la región de la moneda única ha sido uno de los proyectos políticos y económicos más ambiciosos de la historia. De hecho, se llegó ver a la zona como un fuerte competidor para Estados Unidos… Sin embargo, a medida que navegaba a través de la crisis y la recesión, la tan alabada unión monetaria ha ido fracturándose y las rupturas son cada vez más evidentes.
Y más allá del temido "Grexit" o el euroescepticismo de muchos países del norte, hay ciertas naciones que tienen "sus propios problemas existenciales". Palabras con las que el profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini se refiere a los movimientos independentistas internos de lugares como España, Escocia o Bélgica.
Mientras la Eurozona sigue sumida en el bajo crecimiento, el estancamiento, el desempleo, el malestar social… muchos ciudadanos han comenzado a cuestionarse la permanencia en el euro, mientras otros tantos han hecho lo propio con la pertenencia a sus propios Estados.
En opinión de Roubini "aunque los conflictos culturales y étnicos son señalados a menudo como la causa fundamental de los movimientos independentistas, observamos que realmente muchos de los problemas se reducen a algo mas vil: la simple economía".
Para este experto cuando se trata de transferencias de riqueza, el sentimiento suele ser: "No nos gusta en los buenos tiempos, lo odiamos en los malos momentos". Con esto en mente, nos invita a echar un vistazo a los principales movimientos de independencia y lo que pueden significar para el futuro tanto de la Unión Europea (UE) como de la Eurozona.
Bélgica. Durante años ha tenido que hacer frente a los choques culturales internos entre los flamencos del norte y los franceses del sur. La parte gala ha basado su desarrollo en la industria tradicional y la producción fabril, mientras que la flamenca ha reconvertido su economía con industrias de mayor valor añadido, como la tecnología, la salud y los bienes de lujo.
"Sin embargo, ahora que la industria tradicional ha perdido terreno debido a los avances y la globalización, el lado frances ya no está equilibrado respecto al flamenco (…) los problemas entre ambas ‘facciones’ no son meramente coyunturales, sino estructurales, pues los flamencos se preguntan por qué y cuánto tiempo tendrán que apoyar a sus compatriotas más débiles", explica el analista.
Italia. "El norte industrializado y económicamente mejor desarrollado ha estado transfiriendo recursos hacia el sur desde la unificación a finales del siglo XIX. Un traspaso que ha ido creciendo en las últimas décadas y que ha resultado en el crecimiento del partido político Liga Norte. Al intensificarse los problemas económicos transalpinos, una de las principales ‘apuestas’ de esta formación es que Italia vuelva a un sistema federalista, donde la riqueza generada en el norte se quede allí", resume el profesor de la Universidad de Nueva York.
España. "Uno de los movimientos independentistas mejor documentados en Europa es el de los catalanes (…) Lo interesante del mismo es que, a menudo se presenta como un choque de culturas e identidades, cuando, de hecho, la principal fuente de discordia hoy en día es económica", apunta Roubini.
Cataluña ha sido históricamente una de las regiones más ricas del país. Tiene una economía diversificada, que se beneficia del turismo, la agricultura, la industria manufacturera y, cada vez más, de los servicios financieros y tecnológicos.
"La crisis financiera mundial puso de relieve las divisiones dentro de España. La producción se colapso, el desempleo aumentó y los impuestos se elevaron aún más. Como resultado de ello, todo el mundo se siente exprimido, y como dije al principio, las transferencias de riqueza son toleradas en los buenos momentos, pero cuando en los malos son despreciadas y, a veces, un grito de independencia", afirma este experto.
Escocia. A pesar de que el año pasado, los sondeos apuntaban a una votación ajustada en el referéndum de independencia del país, lo cierto es que la mayor parte de los escoceses votaron a favor de permanecer en Reino Unido.
Roubini llama la atención sobre el hecho de que "gran parte del apoyo a la independencia se basaba en la riqueza de Escocia gracias a las reservas de petróleo, con muchos viendo el precio del crudo sólo subiendo. Cuando los ciudadanos fueron a la urnas el ‘oro negro’ cotizaba en 100 dólares, ahora por debajo de 50, y el país se plantea modificaciones impositivas para salvar a la industria petrolera. Tal vez ahora algunos de los partidarios de la independencia vean la ‘utilidad’ de permanecer en Reino Unido", concluye.