La banca puede vivir su peor pesadilla: tener que pagar por el dinero prestado. El Euríbor a doce meses, al que está referenciada la mayoría de hipotecas, ha tocado su mínimo histórico y lo que es más importante por primera vez en su historia entra en terreno negativo. Una situación descrita por el presidente de […]
Dirigentes Digital
| 29 feb 2016
La banca puede vivir su peor pesadilla: tener que pagar por el dinero prestado. El Euríbor a doce meses, al que está referenciada la mayoría de hipotecas, ha tocado su mínimo histórico y lo que es más importante por primera vez en su historia entra en terreno negativo. Una situación descrita por el presidente de la patronal bancaria, Alberto Roldán, "como un contradios". La situación puede abrir otro frente judicial al sector si el índice baja lo suficiente para compensar los diferenciales que aplica la banca a las hipotecas.
De momento la sangre no llega al río. Las cuotas de los préstamos hipotecarios están compuestas por dos partes: los intereses y la devolución de parte del capital prestado. Si se aplicaran tipos de interés negativos, a la parte de capital que correspondería devolver cada mes se le restaría el interés, de manera que la cuota a pagar sería inferior a la parte de capital a devolver, pero la banca aplica un diferencial para reducir el riesgo de la operación. Actualmente, se suele estar aplicando un 1%, con lo que el Euribor tendría que bajar de este nivel, para que en teoría la deuda pendiente en la hipoteca se reduzca, descontando el interés del principal que se amortiza en la cuota. Algo que parece improbable salvo que el BCE vuelva a dar otra vuelta a su política monetaria.
La problemática para la banca no está en las actuales hipotecas que concede, sino en la de años atrás. El diferencial que se suma al Euribor no siempre ha dejado este margen. Antes de la crisis, en pleno boom inmobiliario y concesión de crédito, había entidades que concedieron hipotecas con diferenciales al 0,5%, y en contadas ocasiones rondaron el 0,2% entre 2007 y 2008, en algunas promociones, según fuentes financieras.
Si el Euribor supera ese diferencial se abrirá un escenario en el que la deuda pendiente se verá reducida, aunque el hipotecado deberá seguir pagando su cuota, aunque verá como se reduce la deuda pendiente además de la deuda pagada.
De momento el sector está tranquilo, porque confía en que el Euribor toque suelo y no perfore más sus caídas. Además, en buena parte de los contrato se impide esta circunstancia ya sea expresamente con una cláusula o de manera general en los préstamos hipotecarios de una entidad. La mayoría de banqueros se han mostrado contrarios de aplicar intereses negativos, con lo que al afectado no le quedará más remedio que dar batalla judicial, como ya ha ocurrido con las cláusulas suelo. Sin embargo, hay un precedente que crea nerviosismo al sector. El Banco de Portugal ante la misma tesitura obligó hace un año aplicar intereses negativos en sus préstamos.