Ciudadanos, uno de los partidos políticos que ha surgido con más fuerza en nuestro país, acaba de presentar su segundo paquete de medidas. Una de las propuestas que más repercusión ha tenido es la de crear un Silicon Valley en España. Este ecosistema se llamaría Red Cervera de Transferencia Tecnológica y estaría formado por 30 […]
Dirigentes Digital
| 08 abr 2015
Ciudadanos, uno de los partidos políticos que ha surgido con más fuerza en nuestro país, acaba de presentar su segundo paquete de medidas. Una de las propuestas que más repercusión ha tenido es la de crear un Silicon Valley en España. Este ecosistema se llamaría Red Cervera de Transferencia Tecnológica y estaría formado por 30 institutos, con un presupuesto de 1.000 millones de euros anuales.
Analizando detenidamente la medida, la idea base de Albert Rivera, que es fomentar la tecnología y la innovación y convertir a los investigadores en empresarios no es ninguna locura. En realidad el potencial para crecer de un país suele medirse por su inversión en I+D, por lo que siempre que se invierta en este sector, es un acierto. Sin embargo, la creación de un Silicon Valley en España no es del todo realista, va mucho más allá, por unas sencillas razones.
En primer lugar, este proyecto tiene la historia en contra. ¿Por qué? Porque no es la primera, ni será la última vez que intente copiarse el modelo de San Francisco en otro país o Estado, en la mayoría de ocasiones, sin éxito. Silicon Valley nació en torno a la Universidad de Stanford, y hasta el propio rector de la misma, Frederick Terman (denominado el padre de Silicon Valley), intentó ‘plagiar’ el valle en otro emplazamiento, pero fracasó. Las razones de este fracaso no son otras que culturales. Es imposible plagiar la manera en que surgen algunas cosas, ya que lo hacen de forma totalmente espontánea, si se intenta copiar, ya se esta planeando, se rompe esta espontaneidad. Las creencias estadounidenses en cuanto a economía y emprendimiento, también son un factor importante para entender por qué es prácticamente imposible que haya dos ‘Valles’.
Tampoco hay que olvidar que Silicon Valley tiene un clima excelente, está cerca de las montañas y el mar, y tiene una gran cantidad de parques estatales de rutas de senderismo. Esto ayuda a fomentar una cultura de optimismo y apertura, convirtiendo la zona en una gran red social de networking e intercambio.
Otro de los factores que impiden que en España exista un entramado de startups es la dificultad para emprender. Mientras que en Estados Unidos con 200 dólares y un día puede crearse una empresa, en nuestro país, de media hacen falta 28 días.
En Estados Unidos además, no es que todo sean ventajas, pero el Gobierno se ha encargado de crear un sistema de emprendimiento más que favorable. En este país, no hay requisito mínimo de capital para crear una empresa, existen infinidad de modelos empresariales de acuerdo a los que fundar una compañía, y no hace falta ni siquiera ser estadounidense. Con una dirección en el país, un número de teléfono (puede ser móvil) y un visado de tipo L1 o E2 puede fundarse una compañía. Por si esto fuera poco, la nueva reforma migratoria de Barack Obama, también ha ayudado , tanto a emprendedores, como a empleados de grandes empresas tecnológicas que operan en ‘Silicon’.
La relación de Barack Obama con las compañías de esta zona de San Francisco ha sido históricamente difícil, sobre todo por las políticas de ciberseguridad y espionaje que ha promulgado Obama desde que llegó al poder. Sin embargo, en materia de inmigración, el presidente estadounidense les ha tendido una mano. Aunque no acaba de todo con el problema que tienen estas empresas, que demandan talento extranjero ya que sus empleados se ven obligados a abandonar el país tras años esperando el permiso de residencia, una de las medidas de la nueva ley es la autorización portátil de trabajo a personas altamente cualificadas que han pedido su permiso de residencia y lo están esperando. A partir de ahora, para estas personas es más fácil permanecer en Estados Unidos conservando su puesto de trabajo, así como cambiar de compañía cuando quieran.
En cuanto a España, según el informe Doing Business 2015, realizado por el Banco Mundial, nuestro país se encuentra en el puesto 33 en el ránking de Estados con el entorno regulatorio más favorable a la creación de empresas. Además, desde tiempos inmemoriales, España está asociada a la complejidad burocrática. Una asociación acertada ya que de media hay que hacer 10 trámites diferentes y se tarda 28 días en ‘montar’ aquí un negocio.
Y además de complejo, en España resulta más caro de lo normal crear una empresa. Según el informe de análisis de los Presupuestos Generales del Estado de 2014, quienes emprenden una actividad empresarial en este país pagan contribuciones sociales situadas entre las más altas de la Unión Europea, solamente superadas por Italia y Francia. Además, en España tenemos uno de los impuestos de sociedades más elevados, mientras que existen muy pocas ventajas fiscales y descuentos.