El mayor activo con el que cuentan las empresas son sus profesionales que, a su vez, requieren una de las tareas más complicadas: mantenerlos siempre alerta, satisfechos y motivados. Dicha responsabilidad, normalmente, recae directamente sobre los managers o responsables de los equipos de trabajo. Sin embargo, en ocasiones, no es cuestión, únicamente, de que el […]
Dirigentes Digital
| 22 may 2016
El mayor activo con el que cuentan las empresas son sus profesionales que, a su vez, requieren una de las tareas más complicadas: mantenerlos siempre alerta, satisfechos y motivados. Dicha responsabilidad, normalmente, recae directamente sobre los managers o responsables de los equipos de trabajo. Sin embargo, en ocasiones, no es cuestión, únicamente, de que el jefe sea un buen líder, si no de analizar más allá el papel que juega cada profesional dentro de una empresa.
"A pesar de que la creencia habitual del motivo de desmotivación o frustración de los profesionales recae directamente como responsabilidad del manager, en ocasiones, simplemente es porque tenemos mal posicionado el talento y hay que redistribuir las tareas para optimizar los equipos de trabajo", señala Àngels Creus, socia directora de Essential For Business.
Desde Essential For Business, dan 4 claves para detectar posibles ineficiencias dentro de un equipo de trabajo y así poder sacar el máximo provecho y conseguir la satisfacción de los miembros que forman parte:
1. Comunicación ineficaz. Para el buen funcionamiento de una empresa que trabaja a nivel global, es fundamental que todos nuestros profesionales puedan abordar cualquier situación en una lengua extranjera como si fuera la suya propia. La falta de dominio de las habilidades de comunicación y del propio idioma puede llevarnos a una comunicación ineficaz. Para evitar esta ineficacia, provocada por malentendidos y situaciones que llevan a crear suspicacias y desconfianza, es necesario proporcionar herramientas e información a los equipos, formarlos en aspectos interculturales y preparar a los diferentes interlocutores, no sólo formando con antelación en idiomas, sino también en la propia habilidad de comunicación y en el respeto hacia otras culturas.
2. Reuniones poco efectivas. En relación con el punto anterior, cuando se habla de habilidades comunicativas, precisamente, nos referimos a abordar situaciones del día a día como pueden ser reuniones. Es muy importante que tengamos la seguridad de que vamos a llevar el liderazgo o la participación en la misma como si fuera en nuestro propio idioma. Si no dotamos a cada uno de los profesionales de las herramientas y los recursos lingüísticos necesarios, éstos acabaran por no asistir a las reuniones o entender la mitad de lo que se está comentando, convirtiéndolas en encuentros poco efectivos. Las reuniones deben ser el punto de encuentro entre todos los profesionales para alinear, desde cada posición, los objetivos comunes de la empresa y sin un entendimiento por parte de todos, es imposible.
3. Cada posición es importante. Es vital que cada posición de la empresa esté cubierta por un profesional con el perfil adecuado y que cada profesional tenga asignado un rol para el que sienta preparado y que le ofrezca posibilidades de desarrollarse. Es importante que el papel que desarrolla cada profesional esté también alineado con su talento. En ocasiones, es muy probable que tengamos a profesionales desempeñando tareas para las que no están preparados o habría otras en las que podrían dar mucho más de sí mismos. Por ello, es clave en el desarrollo de una compañía que la posición que ocupa cada profesional sea la adecuada a sus conocimientos y capacidades. Y, en el caso que no sea así, dotar al profesional de la formación necesaria para conseguir el éxito. Si una pieza falla, el puzzle entero también. Tenemos que tener muy claras las habilidades clave en cada puesto y saber medir bien qué habilidades son más fácilmente "aprendibles", para así realizar asignaciones correctas y planes de formación que permitan adquirir las habilidades a cubrir.
4. Falta escucha activa. El ritmo acelerado de trabajo que se vive día a día en las oficinas, en muchas ocasiones, hace que de forma recurrente nos ocupemos de lo urgente y no de lo importante. En ocasiones, es fundamental, pararse y escuchar a los profesionales para entender sus inquietudes y dificultades de ahí buscar una estrategia para que cada uno de ellos pueda explorar al máximo su talento. La satisfacción de cada empleado es el éxito de la compañía.