Conseguir una buena imagen cuesta mucho tiempo y esfuerzo. En cambio, cualquier error puede borrar en un momento los progresos hechos durante años. Esto es lo que le ha pasado a la marca España durante las últimas semanas. Los múltiples casos de corrupción que salpican la actualidad día sí, día también, han hecho mucho daño […]
Dirigentes Digital
| 04 nov 2014
Conseguir una buena imagen cuesta mucho tiempo y esfuerzo. En cambio, cualquier error puede borrar en un momento los progresos hechos durante años. Esto es lo que le ha pasado a la marca España durante las últimas semanas. Los múltiples casos de corrupción que salpican la actualidad día sí, día también, han hecho mucho daño a la imagen del país.
Pero no sólo la corrupción perjudica el nombre de España en el exterior. La mala gestión del ébola por parte del Gobierno y el fiasco de la salida a bolsa de Aena también han contribuido a que cuando se hable de España no sea para bien.
Corrupción, un gran lastre
Más de 1.600 casos de corrupción corroen España por atentar contra los bienes públicos. Durante los últimos días, además, hemos visto cómo esos macroprocesos incluían organizaciones criminales dirigidas por los propios políticos que regían el país. El daño económico estaba hecho. La reputación, tocada.
Pocas instituciones han quedado a salvo de esta lacra. Al igual, tampoco los partidos se han librado de esta "enfermedad" e, independientemente del color, hemos visto desfilar ante los juzgados figuras de primer nivel político como Ángel Acebes (ministro de Justicia con José María Aznar) o Rodrigo Rato (ministro de Economía, también en la era Aznar y ex director del Fondo Monetario Internacional).
Los últimos en saltar al ruedo han sido Francisco Granados, delfín de Esperanza Aguirre, y Marcos Martínez, presidente de la diputación de León, ambos involucrados en la operación Púnica. Todos los casos de corrupción han pasado de ser hechos puntuales a una actividad constante, lo que nos ha llevado a ocupar los primeros puestos en las listas de los países más corruptos. El diario estadounidense New York Times ya se ha hecho eco en numerosas ocasiones sobre casos de corrupción anunciando, además, que todavía quedaban más por llegar.
El ébola
En las últimas semanas, el virus que acosa África dio un salto en el mapa y llegó hasta nuestras fronteras. El contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero volvía a situarnos en primera plana internacional para resaltar los fallos en el protocolo y la mala gestión que el Gobierno español hacía de la crisis.
Por mucho que el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ensalzara los elogios que sus "colegas" europeos le hacían sobre la gestión, el mensaje no era creíble. La Bolsa española sufrió las consecuencias y el mercado turístico también. De nuevo, la marca España se veía tocada.
Y llegó Aena
El Gobierno llevaba tiempo publicitando la tan ansiada salida a Bolsa de Aena, que estaba prevista para este mes noviembre. Con la operación se pretendía colocar el 28% de su capital social entre inversores y particulares. La privatización del ente que gestiona los aeropuertos españoles había suscitado algunas reticencias en el secretario de Economía, Álvaro Nada. Pero, finalmente, la ministra de Fomento, Ana Pastor, sacaba adelante la OPA.
En cambio, tras esgrimir problemas con el folleto presentado a la CNMV, su salida a bolsa se paralizaba indefinidamente. Así que, después de poner en marcha el operativo (mediante bancos de inversión, auditores, asesores, etc.) y publicitarlo a bombo y platillo, todo se quedaba en papel mojado.
Las pocas explicaciones al respecto y las formas en que el Gobierno se echó atrás volvieron a poner de manifiesto la poca seriedad con la que, a veces, se hacen las cosas en España. De nuevo, la marca España tiene que volver a hacer méritos para recuperar el buen nombre y resarcir nuestra imagen.