En su carta hay sobre todo platos de la tradición portuguesa y gallega pero también, sutiles guiños a otros países con influencia atlántica como México, Marruecos, India o Brasil. Atlantik Corner es el proyecto más personal de Nuno de Noronha, un polifacético portugués, que lleva 12 años en España y que ha apostado por dedicarse […]
Dirigentes Digital
| 30 dic 2015
En su carta hay sobre todo platos de la tradición portuguesa y gallega pero también, sutiles guiños a otros países con influencia atlántica como México, Marruecos, India o Brasil. Atlantik Corner es el proyecto más personal de Nuno de Noronha, un polifacético portugués, que lleva 12 años en España y que ha apostado por dedicarse en cuerpo y alma a lo que realmente le "hacía feliz".
Así que un buen día decidió hacer de su hobby una profesión y se apuntó al Master en Gestión e Innovación de Restaurantes de la Basque Culinary Center. Con los conocimientos para la dirección del negocio hostelero y con el apoyo en cocina del chef gallego Carlos Núñez, Nuno ha conseguido ahora materializar un proyecto que lleva madurando durante dos años. Atlantik Corner no es un restaurante portugués ni tampoco gallego; su oferta es una forma de interpretar la gastronomía de las distintas culturas influenciadas por el Atlántico.
"Muchos de los productos base, como el pan, las verduras, los pescados y el aceite de oliva, son comunes a los del Mediterráneo; pero nos diferencia la manera de cocinarlo primando el uso del horno y el carbón frente a la plancha o la fritura", explica Nuno.
La carta está inspirada en la tasca tradicional tanto en su diseño ya que no hay distinción entre entrantes, primeros y segundos, como en su contenido ya que todos los platos se pueden compartir. Y entre ellos, predominan recetas y sabores la cocina de Galicia y Portugal aunque con guiños también a otros países: unos bañados por el gran "charco" y otros a los que llevó Portugal sus costumbres.
Así, hay propuestas puristas como el imprescindible bacalhau à brás portugués, la ensaladilla rusa a la manera gallega (esto es, con sus encurtidos y pulpo frío), los callos de bacalao con garbanzos y oreja, el huevo frito con vieiras a la brasa, picadillo de Lalín y patata morada o un picantón con adobo de Vinha d’Alhos (una mezcla de vino y ajos muy típica de la cocina lusa y que dio origen al Vindaloo indio).
El churrasco
Pero si hay un plato que merece especial atención, además de su carabinero de Galicia con Cous-cous marroquí y salsa de curry rojo, es su churrasco. Un plato obligatorio para el comensal. Se trata de un churrasco de vaca gallega cocinado al carbón por 24 horas, lo que hace que la carne practicamente se derrita en nuestro paladar y conforma un momento sensacional para los amantes de la carne.
Pero también hay platos de una sutil fusión como el chipirón salteado con papada ibérica crujiente (hecho a la gallega pero presentado sobre una tortilla de maíz mexicana); el arroz meloso que en vez de Parmesano lleva un queso portugués cremoso de la Serra da Estrela; o la lubina atlántica que se presentan en una suerte de tiradito con un refinado marinado cítrico que ensalza la frescura de un pescado excepcional.
Completan la oferta una selección de postres caseros entre los que destacan la torrija y el tiramisú al vino de Oporto y una carta de picoteo en barra donde no faltan los buñuelos de bacalao (con mayonesa casera) o las croquetas de zorza (un picadillo de matanza típico gallego).
Y para acompañar la comida, una original carta de vinos 100 % atlánticos de las regiones portuguesas Távora-Varosa, Bairrada, Alentejo, Douro, Lisboa, Dão, Península de Setúbal y Tras-os-Montes y de las gallegas Rías Baixas, Ribeira Sacra Monterrei y Valdeorras.