En los primeros 100 días al mando del país, el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri (2016- 2020), se ha dedicado principalmente a "limpiar la casa", ir al encuentro de eventuales socios internacionales y formar los equipos con los que planea modernizar el país. Entre los desafíos externos a los que se enfrentará este año […]
Dirigentes Digital
| 10 mar 2016
En los primeros 100 días al mando del país, el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri (2016- 2020), se ha dedicado principalmente a "limpiar la casa", ir al encuentro de eventuales socios internacionales y formar los equipos con los que planea modernizar el país.
Entre los desafíos externos a los que se enfrentará este año están la negociación con los fondos buitre, el crédito de su país y la desaceleración regional. Entre losinternos, una economía en terapia intensiva, una inflación de dos dígitos, reservas diezmadas y, no menos importante, los derrotados en las elecciones.
El escenario externo
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó, en enero, que la economía argentina caerá un 1% este año. Ello significa un escenario peor al previsto en la edición anterior de su informe "Panorama Económico Mundial" (octubre), cuando vislumbraba una recesión, independientemente de quién asumiera el nuevo Gobierno.
Con el rumbo que tomaron los hechos tras el triunfo de Macri, el organismo es optimista. Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental, juzga que las medidas del ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, están "en la dirección correcta" y que el crecimiento llegará en 2017.
El Banco Mundial (BM) también redujo sus perspectivas de crecimiento de Argentina para 2016, proyectando ahora una expansión del 0,7% ("Perspectivas de la Economía Global", de enero). Al igual que el FMI, el BM ve luz al final del túnel: el ajuste monetario-fiscal de Prat-Gay (exejecutivo de JP Morgan) provocará "un rebote en crecimiento en 2017", espera.
El organismo presidido por Jim Yong Kim mantiene una alianza con Argentina "para expandir y consolidar la inclusión social entre 2015 y 2018". La estrategia se basa, entre otros puntos, en que "más del 40% de la población argentina corre riesgo de caer en la pobreza".
Así, a la luz de estas previsiones, toda medida que implemente el Gobierno de Macri en su primer año estará cercada por una América Latina que en 2016 avanzará un 0,3% o nada, según las estimaciones del FMI y del BM, respectivamente. Para terciar entre esos números, el cálculo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se ubica casi en el medio, con un pronóstico del 0,2% para el mismo período.
Los mejores resultados de la región se esperan de la Alianza del Pacífico, el conjunto de países que son una referencia de la dinámica que Macri quiere imprimirle a su país, una innovación que para la política y economía argentina podría representar lo que Uber ha sido para las flotas de taxis, o AirBnb para las inmobiliarias o aún la banca digital para el sector financiero: el inicio efectivo del siglo XXI.
El frente interno
Inmediatamente después de tomar el mando, las acciones que Macri fueron, sucintamente: liberar el dólar, reducir la estructura estatal, sincerar el cuadro tarifario de los servicios, viajar a Brasil, Davos y Uruguay y retomar negociaciones con los fondos buitre en Nueva York. Ahora se propone bajar la inflación a un 25% ya este año y a un dígito en 2017, subir los salarios entre un 20 y un 30% y colocar a Argentina dentro de la OCDE, entre otras aspiraciones que parecen algo desproporcionadas para el país que encontró, con una inflación superior al 20%, reservas desconocidas del Banco Central y una economía de subsidios.
Aún antes de tal vorágine de medidas, la llegada de Macri a la Casa Rosada horrorizó a los kirchneristas. Su antecesora en el cargo se retiró de escena, después de que su partido perdiera las elecciones, sin siquiera saludar al nuevo mandatario ni realizar el traspaso de poder.
De lo hecho por el gobierno anterior, Macri ha mantenido lo estructural (las estatizadas Aerolíneas Argentinas e YPF) y lo que ha pasado a ser esencial en cualquier régimen: los beneficios sociales. Prácticamente todo el resto (incluso organismos que simbolizaban acorazados Potemkin para los kirchneristas, como laAutoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) lo ha derribado a fuerza de decretos.
Puede leer el reportaje completo en la revista DIRIGENTES del mes de marzo