La decepción que supuso ayer los resultados de
JP Morgan, que inauguraba la temporada para los bancos estadounidenses, hacía pensar que el resto de entidades iban a seguir el mismo camino. El sector financiero americano se enfrenta a la misma complicada situación de la banca europea, con los tipos en niveles mínimos provoca una escasa
rentabilidad en el negocio puramente bancario lastrando márgenes y resultados.
Sin embargo, el segundo mayor banco del país, Bank of America, ha batido previsiones al lograr un beneficio atribuido de 4.067 millones de dólares. Las previsiones contemplaban una caída del volumen de negocio, que ha sido menor de lo esperado, al descender un 2,5% hasta los 20.682 millones. De esta manera, la entidad vuelve a entrar en ganancias después que el año pasado provisionara 2.351 millones de dólares para hacer frente a las sanciones por la comercialización de las hipotecas subprime.
Por su parte, Wells Fargo obtuvo en el tercer trimestre de 2015 un beneficio neto de 5.796 millones de dólares (5.079 millones de euros), un 1,2% más en comparación con los 5.729 millones de dólares (5.021 millones de euros) que ganó en el mismo periodo de 2014, según informó la entidad en un comunicado.
Por su parte, el beneficio neto aplicable a los
accionistas aumentó un 0,6% en el periodo comprendido entre julio y septiembre, desde los 5.408 millones de dólares (4.739 millones de euros) hasta los 5.443 millones de dólares (4.770 millones de euros).
La cifra de negocio del banco estadounidense alcanzó en el tercer trimestre los 21.875 millones de dólares (19.170 millones de euros), lo que supone un 3,1% más que los 21.213 millones de dólares (18.590 millones de euros) que ingresó en el mismo periodo del ejercicio anterior.