El primer discurso de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, puede servir de alivio para quienes solicitaban que su institución debe volver a la ortodoxia económica.
Desde distintos sectores se ha solicitado que los tipos de interés vuelvan a valores positivos. Lagarde no ha dicho que vaya a hacerlo pero, al menos, avanza que someterá la política monetaria a una «revisión estratégica que comenzará en un futuro próximo».
Durante el Congreso de Banca Europea que ha tenido lugar en Frankfurt, Lagarde ha explicado que la política que ha ejecutado el BCE hasta ahora ha sido y es un factor clave para mantener la demanda interna. En ese sentido, asegura que la política monetaria continuará siendo uno de los pilares de la economía.
No obstante, en lo que puede considerarse como una respuesta a las declaraciones que hizo hace unos días el segundo al mando, Luis de Guindos, afirma que desde su institución se vigilarán «los efectos secundarios» de esas políticas.
En todo caso, como reconocía el expresidente Mario Draghi, Lagarde pide que los retos que enfrenta la Unión Europea sean enfrentados con una «combinación de políticas europeas», es decir, que no todo el peso recaiga sobre la política monetaria.
En ese sentido, la política fiscal representa un papel clave, teniendo en cuenta que la inversión pública se encuentra «muy por debajo» de los niveles anteriores a la crisis. No obstante, Lagarde no solo recomienda invertir a los gobiernos: también solicita que las empresas realicen una mayor inversión que demuestre confianza en el ecosistema económico.
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