La situación en Grecia empeoró drásticamente en los últimos días. Si bien los mercados y nosotros esperábamos con optimismo la posibilidad de que el gobierno griego negociara un acuerdo de última hora con sus acreedores internacionales, la sorprendente decisión del primer ministro Alexis Tsipras de interrumpir las negociaciones de rescate y llamar a un referéndum […]
Dirigentes Digital
| 03 jul 2015
La situación en Grecia empeoró drásticamente en los últimos días. Si bien los mercados y nosotros esperábamos con optimismo la posibilidad de que el gobierno griego negociara un acuerdo de última hora con sus acreedores internacionales, la sorprendente decisión del primer ministro Alexis Tsipras de interrumpir las negociaciones de rescate y llamar a un referéndum el 5 de julio ha producido un gran desconcierto. Mientras Grecia sigue adelante con sus planes de realizar el referéndum, surgen algunos obstáculos legales, financieros y logísticos ineludibles.
En este momento, nos encontramos en un extenso período de incertidumbre que no se resolverá ni siquiera después de los comicios del 5 de julio. La situación es inestable y puede pasar cualquier cosa. A continuación, describimos nuestra perspectiva actual y luego, seguiremos analizando esta saga a medida que se desarrolle.
El referéndum
El propósito del referéndum es que el pueblo griego decida si acepta la propuesta que presentaron el 25 de junio la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). No hay ninguna garantía de que se vote por el "Sí" y Tsipras hace una campaña activa en favor del voto por el "No", lo cual aporta mucha más inestabilidad a este escenario de política interna. Todo es posible: desde un colapso en el gobierno hasta un gobierno de unidad temporal o una convocatoria a nuevas elecciones.
· El voto por el "Sí" tampoco proporcionará una respuesta inmediata para resolver la situación actual, ya que el segundo rescate vencerá después del 30 de junio y los acreedores han dejado en claro que no otorgarán ninguna extensión a esta fecha límite. Vemos algunos indicios de que los acreedores están dejando una puerta entreabierta en las negociaciones, pero después del 30 de junio, es posible que Grecia deba comenzar a negociar nuevamente para lograr un tercer acuerdo de rescate.
· Un voto por el "No" tampoco aportaría mucha más claridad ni provocaría la salida inmediata de Grecia de la zona del euro.
La función de la reacción del BCE es fundamental
De acuerdo con los bancos griegos, el BCE optó por no aumentar la provisión urgente de liquidez (ELA) por encima de los 89 000 millones de EUR ya asignados. Sin embargo, la aceleración de la fuga de capitales obligó al gobierno a implementar controles de capital y cerrar los bancos. Es probable que esta situación continúe, al menos, durante toda esta semana.
El BCE estaría muy interesado en detener el riesgo de contagio, para lo cual usaría "cualquier instrumento disponible dentro de los límites de su mandato" en caso de que fuera necesario. Hay dos herramientas clave.
La primera es la expansión cuantitativa (QE), que probablemente ya esté ayudando a moderar la reacción del mercado más que con los anteriores exabruptos griegos (y la QE puede ampliarse o aumentarse en caso de necesidad). La segunda es el programa de Operaciones Monetarias Simples (OMT), que aún no ha sido probado, y que también permite la adquisición de deuda. Sin embargo, es posible que la implementación de las OMT demande algunas semanas, ya que depende de que un programa del FMI/Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) esté activo en el país beneficiario.
La situación en Grecia repercutió en los mercados durante las negociaciones del 29 de junio, pero es probable que la confianza de los inversores en el BCE haya limitado dichos movimientos.
Qué esperar
La clave para saber hacia dónde dirigirnos de ahora en adelante es identificar si los mercados creen que el caso de Grecia es único o si es solo un síntoma de un fracaso mucho más grande que afecta a toda la zona "experimental" del euro. Hasta la fecha, los mercados han actuado en dirección a la primera opción, pero seguiremos analizando de cerca para identificar indicios de la segunda (y sigue la preocupación por si esta fuera la opción a largo plazo).
El gobierno griego se muestra determinado a no cumplir con la fecha límite de pago fijada para el 30 de junio, con lo cual, se atrasan los pagos al FMI. La Directora del FMI, Christine Lagarde, se ha comprometido a notificar a la Junta del FMI acerca de esta situación poco después, a pesar de que dispone de hasta 30 días para hacerlo. Entonces, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) tomará la decisión (política) acerca de si acelerará o no la entrega de préstamos a Grecia, un hecho que, probablemente, ocasionará provisiones de incumplimiento cruzado para los acreedores privados. La incapacidad de Grecia para reembolsar el dinero al FMI no constituye, automáticamente, un evento de crédito.
En cualquier momento, se le podría pedir a la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA), la asociación comercial internacional de derivados extrabursátiles, que tome una decisión con respecto a este asunto. Si la ISDA determina un evento de crédito, los bancos y otras partes verían comprometidos los contratos de swaps de incumplimiento de crédito (CDS) que hayan firmado. Incluso en el caso de que el 5 de julio se vote por el "Sí" y se eviten estos incumplimientos, Grecia tendría hasta el 20 de julio para negociar un acuerdo que le permita cumplir con el reembolso de 3.500 millones de euros que adeuda al BCE.
Laura Sarlo, Analista Sénior de Deuda Soberana, y Aimee Kaye, Analista de Investigación de Loomis Sayles.