Aunque en el corto plazo, los mercados se ven vapuleados una y otra vez por la preocupación creciente sobre la economía global, ante el impacto de un posible "aterrizaje forzoso" del gigante asiático, y por la incertidumbre de cuál será el próximo paso de la autoridad monetaria estadounidense (¿subirán o no los tipos este año?), […]
Dirigentes Digital
| 30 sep 2015
Aunque en el corto plazo, los mercados se ven vapuleados una y otra vez por la preocupación creciente sobre la economía global, ante el impacto de un posible "aterrizaje forzoso" del gigante asiático, y por la incertidumbre de cuál será el próximo paso de la autoridad monetaria estadounidense (¿subirán o no los tipos este año?), lo cierto es que la mayor parte de los analistas considera que el contexto de fondo no ha cambiado.
Reconocen los expertos que el crecimiento parece haber perdido cierta tracción, especialmente en los emergentes, consideran que Europa y Estados Unidos siguen fuertes y, sobre todo, que China será capaz de "capear el temporal", aunque seguirá siendo una fuente importante de volatilidad. Por otra parte, el consenso parece apuntar a que el primer repunte en el precio del dinero en Estados Unidos desde hace casi una década se producirá en diciembre.
En este sentido, Capital Economics espera que estos "temores" disminuyan pues parece claro que Pekín no va a colapsar y que la Fed, finalmente, subirá los tipos. Para estos expertos, han sido ambos factores los que se han encontrado detrás del aumento en los diferenciales de la Zona Euro, "más que las preocupaciones específicas sobre el futuro de la región". Sin embargo, que estos riesgos se atenúen no va evitará un mayor aumento de los mismos (e incluso los de otros lugares).
"Por su puesto, los cortafuegos puestos en marcha desde 2012 significan que los riesgos de contagio ahora son limitados, pero hay al menos dos razones para ser cautos", advierten. En primer lugar, "todavía hay interrogantes sobre el futuro de la región. Por ejemplo, la crisis en Grecia está lejos de ser resuelta y no podemos olvidar la incertidumbre política en España". En segundo, "los diferenciales de crédito de michos países podría decirse que todavía son demasiado bajos teniendo en cuenta sus calificaciones crediticias, al menos en términos relativos".
España tiene un rating de "BBB" para S&P y "alrededor de los 150 puntos básicos, el diferencial de crédito de los bonos a siete/diez años sobre los bonos alemanes está muy por debajo del margen de crédito de 230 puntos básicos de la deuda corporativa estadounidense con la misma ‘nota’ y plazo sobre los treasuries".
Es cierto, admite la firma, que los diferenciales de crédito soberano de muchos países de la Zona Euro eran "insignificantes antes de la crisis financiera. Pero esto era cuando tenían calificaciones mucho más altas: S&P daba la ‘triple A’ a España tan recientemente como en 2008". Así, concluyen: "Dudamos que muchas naciones consigan ‘notas’ tan altas pronto dada la dinámica desfavorable de la deuda (algunas podrían ser incluso rebajadas). Y no esperamos que se genere otra burbuja de crédito en los próximos años tampoco".
Sobre el elevado endeudamiento del planeta advierte James McCormack, estratega jefe de ratings soberanos de Fitch: "Si está aquí para quedarse, como parece probable, también lo están sus consecuencias. Los Gobiernos serán menos capaces de adoptar medidas fiscales anticíclicas específicas, posiblemente amplificando el próximo movimiento a la baja de la economía y resultado en una deuda aún mayor".
Por otra parte, añade, "los políticos se encontrarán en posiciones de partida desfavorables si se presenta la necesidad de responder a otros problemas potenciales sobre las finanzas públicas, como el estrés del sector financiero sistémico o un evento catastrófico".