Aunque entramos en "territorio desconocido", Abante Asesores considera que básicamente las posibilidades abiertas ante Atenas y sus acreedores son tres: un acuerdo blando, que atienda a las demandas helenas (no lo ven muy factible, pues daría aire a los populismos del resto de Europa); uno duro, que no de concesiones a los griegos (complicado de […]
Dirigentes Digital
| 07 jul 2015
Aunque entramos en "territorio desconocido", Abante Asesores considera que básicamente las posibilidades abiertas ante Atenas y sus acreedores son tres: un acuerdo blando, que atienda a las demandas helenas (no lo ven muy factible, pues daría aire a los populismos del resto de Europa); uno duro, que no de concesiones a los griegos (complicado de digerir tras el "no" del referéndum); y la salida del euro (opción muy mala para los ciudadanos helenos, pero no tanto para la región en su conjunto).
Para estos expertos "Grecia y los acreedores tendrían que llegar a un acuerdo que todas las partes pudieran leer en el sentido que les interesa (tibio, ni muy duro ni muy blando) y que se pareciera bastante a la propuesta que ya había sobre la mesa antes del referéndum". En lo que respecta al mercado, la firma reconoce que "está metabolizando la crisis griega con cierta sensatez, el problema afecta esencialmente a los griegos y el riesgo de contagio en lo económico está bastante delimitado gracias a los potentes mecanismos de defensa con los que hoy cuenta la Zona Euro".
En este contexto, aunque la incertidumbre manda, el euro se debilite y aumente la prima de riesgo (eso sí, a niveles "razonables"), ven "buenas oportunidades de compra en las caídas y creemos que hay que aprovecharlas". Y es que, explican, la economía sigue creciendo a tasas razonables y en este entorno las empresas son capaces de aumentar sus beneficios.
"En renta fija, aunque han ganado algo de atractivo los bonos con las últimas caídas, todavía ofrecen poca protección a tipos tan bajos. En renta variable es donde seguimos viendo las mejores oportunidades a medio plazo. Japón, Europa (más con las últimas caídas) y emergentes ofrecen valoraciones atractivas, sobre todo en un entorno de tan pobre rentabilidad en los activos alternativos", recomiendan.
¿Salida desordenada? Probable… pero el tren europeo no descarrilará
Por su parte, JP Morgan reconoce que la posibilidad de una salida desordenada de Grecia "es ahora más probable que no". Sin embargo, aunque podemos esperar volatilidad y oleadas de ventas en los mercados europeos, "y serias implicaciones políticas de largo plazo", también cree que "si los políticos responden razonablemente y de forma decisiva, actualmente no esperamos que suponga un riesgo mayor para los inversores o la recuperación de la región".
El Grexit sería "costoso para los contribuyentes europeos y un desastre jurídico en la medida en que seguramente implique fuertes pérdidas también para el Banco Central Europeo (BCE)". Asimismo, implicaría importantes consecuencias a largo plazo para el Eurosistema, la prima de riesgo futura de los activos de la región, y problemas geoestratégicos (pertenencia a la OTAN o la UE). "Los riesgos son literalmente incalculables y difícilmente pueden ser ignorados", afirman.
Con todo, "la crisis no plantea grandes riesgos inmediatos para las economías periféricas, los mercados financieros europeos o la recuperación de la Zona Euro, pues todos ellos están mucho menos expuestos y mejor equipados para lidiar con el contagio griego que en 2011 y 2012".
Cómo evitar la salida del euro
"Ya estamos en la senda del Grexit, los controles de capital, las limitaciones de liquidez y las probabilidades de que se emitan pagarés (IOUs) crece", afirman los analistas de Bank of America Merrill Lynch, en cuya opinión después del "gran ‘no’, va a hacer falta que ambas partes traguen mucho orgullo para evitar la salida del euro".
La cuestión clave, destacan, es que todavía se puede eludir este escenario, aunque, reconocen, hay "poco margen de maniobra. Encontrar una solución que mantenga a Atenas dentro de la unión monetaria requerirá que se acepte que los esfuerzos fiscales vayan emparejados (que no precedidos) de una quita explícita de la deuda".
El inconveniente, es que las instituciones (BCE, FMI y Comisión Europea) tienen que "confiar en la voluntad y capacidad de aplicar esos ajustes del Gobierno heleno. Para poder trabajar en un acuerdo, Alemania debe reconocer que no puede vacilar en la quita, y el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, tiene que renunciar a su retórica encendida". Sí, reconoce, es "mucho pedir para poco tiempo".